El 29 de junio se llevarán a cabo en Chile las elecciones primarias presidenciales, que enfrentarán a 4 partidos de la izquierda. El Frente Amplio (partido de Boric), el Partido Comunista, el Partido por la Democracia PPD y el Partido Regionalista Verde Social PRVS, han presentado candidatos, para avanzar hacia las presidenciales de noviembre próximo. En medio de una creciente desesperación por su inminente derrota futura, la izquierda intenta nominar un candidato competitivo para permanecer en el poder. El gobierno liderado por Gabriel Boric podría competir con el de Salvador Allende, por el galardón “del más malo de la Historia de Chile”. Si bien bajo Boric no se ha destruido todo, como fue con Allende, la situación de grave inseguridad interna, la inmigración ilegal, el aumento del tamaño del Estado y la desmejorada situación de las arcas fiscales, serán parte del legado de Boric. La franja televisiva de propaganda electoral, ha dejado de manifiesto las luchas internas dentro de la izquierda, entre quienes radicalizan el mensaje y otros que pretenden rescatar los éxitos de gobiernos anteriores de centroizquierda. Por su parte, la derecha mantiene 3 candidatos en carrera, 2 de los cuales lideran las encuestas de opinión. Podría darse el caso, aunque eso está por verse, que dos candidatos de derecha pasen a competir en noviembre, dejando en el camino a las izquierdas chilenas. El grave temor, ya analizado por varios medios de prensa y expertos políticos, es que vuelvan a la calle los vándalos y delincuentes que en 2019 tuvieron a Chile bajo asedio con el mal llamado “estallido social”.
Los ciudadanos deberán decidir entre un gobierno dialogante y blando, o un gobierno firme e intransigente contra el delito, la inmigración ilegal, la informalidad y el “wokismo”. Chile se juega su futuro en noviembre próximo. El impacto de las elecciones presidenciales de Chile tendrá también efectos a nivel regional, toda vez que las dictaduras se han ido fortaleciendo en Cuba, Nicaragua y Venezuela. En Colombia un ex guerrillero gobierna y tanto Perú como Bolivia continúan con gobiernos inestables. Chile estará de protagonista, para demostrar al mundo si aprendió o no la lección de que el progresismo no es más que una forma de gobernar vacía y carente de proyectos que promuevan el desarrollo y el crecimiento de los países.