Del oro al papel: la sustitución silenciosa
Allá por el año 1912 ante el congreso de los Estados Unidos, el fundador del banco que lleva su nombre J.P Morgan acuñó la famosa frase “Gold is money, everything else is credit”.
Bajo el contexto de aquella época, lo que quería decir John Pierpont tenía todo el sentido lógico. El oro era la piedra angular sobre la que giraba la economía. Existían los billetes sí, pero estos no eran más que meras promesas sobre una determinada cantidad de oro. Cualquier ciudadano podía ejercer su derecho de intercambiar sus dólares (papel) por la cantidad equivalente de oro que prometía dicho papel.
A medida que se fue desarrollando el siglo XX el mundo abandonó poco a poco esa convertibilidad para pasar a utilizar el papel (tanto físico como digital) como medio único de intercambio. El oro carecía de sentido en un mundo global y conectado, donde las transacciones se multiplican tanto en número como en velocidad.
El oro por tanto, que durante milenios sirvió como forma de dinero para el hombre, vio cómo su rol se desvaneció en apenas un par de generaciones. Nadie hoy piensa en el oro como una forma de poder ir a comprar el pan. En cambio, los abuelos de nuestros abuelos sí que lo hacían, y sólo accedieron a utilizar monedas y billetes por su conveniencia y practicidad.
El uso del oro como forma de pago es hoy un recuerdo borroso, una tecnología del pasado, obsoleta. Pocos son los que ahora y de forma espontánea se preguntan el porqué de este cambio, por qué se abandonó y lo más importante, qué es lo que lo sustituyó. ¿Qué es el dinero? Animaría a los pocos lectores de este artículo a que hagan (y se hagan) esa pregunta. Les sorprendería la dificultad con la que muchos definen algo que condiciona y rige tanto nuestras vidas.

¿Y sí, a pesar de todo, lo que dijo J.P Morgan hace más de 113 años sigue siendo cierto?
Qué nos dicen los gráficos
Me gustaría a continuación mostraros una serie de gráficos que muestran la evolución de diferentes activos frente al oro. Para ilustrar estos gráficos, añadiré a continuación el mismo gráfico pero esta vez frente al dólar.
Evolución del precio de la vivienda en Estados Unidos (Case-Shiller Home Price Index)
En azul, la evolución del precio de la vivienda en términos de oro. Verde en dólares. ¿Dirían que la vivienda está en burbuja cotizada en oro?

Evolución del SP500


Pero volviendo a lo que nos ocupa, si como bien hemos dicho hemos abandonado como sociedad al oro como dinero, ¿por qué entonces está en máximos históricos? No debería haberse desplomado su precio si su uso ya no es masivo?
Les hago la misma pregunta, ¿estaría el SP500 en territorio de burbuja de cotizarse en oro?
Evolución del Cobre


Lo cierto es que podríamos seguir con muchos otros ejemplos. Las conclusiones serían las mismas. Si sustituimos lo que hoy llamamos dinero por el oro para evaluar la evolución de los distintos activos la tendencia se invierte. Lo que hoy parece en máximos resulta estar en mínimos cuando no planos (SP).
En un mundo de dominancia fiscal, bancos centrales atrapados entre deuda e inflación, y el surgimiento de alternativas como Bitcoin o el oro tokenizado, el debate sobre qué es realmente dinero ha vuelto.
La ilusión de precios crecientes
Si atendemos a una lógica ingenieril pura, mejoras en procesos de fabricación, la experiencia acumulada y la evolución tecnológica deberían de, ante una demanda constante o demográficamente constante, tender a reducir el precio de las cosas. Esto se puede ver reflejado claramente en las gráficas anteriores de vivienda o cobre, pero es incluso más flagrante en la evolución del precio de la comida frente al oro:

Además, sería también lógico que el índice de las 500 mejores empresas americanas subiese con el tiempo, pero a un ritmo mucho más caótico, lento y cercano al progreso real de la productividad del país (2-4%). Grandes picos en el índice, siempre versus oro, indicarían territorios de burbuja y sobrecompra. Aquí podéis ver la evolución el S&P versus oro desde 1870, os dejo a vosotros su interpretación

Oro en máximos: la señal que no debemos ignorar
Si me habéis seguido hasta aquí podemos intuir que J.P Morgan quizá no estuviese tan desencaminado allá por 1912 y lo que dijo era cierto entonces y lo sigue siendo hoy. La perspectiva de las cosas cambia en función del punto de vista del observador. Un paseante que observa como se aleja un barco del puerto notará que este se hace más pequeño conforme se aleja; el marino del barco en cambio, notará como el paseante, el puerto y la ciudad se alejan de él. ¿Quién se aleja realmente, el barco o el puerto? La respuesta es obvia cuando conocemos que el barco se mueve, pero no lo sería tanto si el observador es un bebé o un perro que desconoce que un barco tiene motor.
Hoy la sociedad es ese perro que ve cómo va alejándose poco a poco el puerto. Hemos olvidado ya sea por necesidad o comodidad lo que es y ha sido el dinero durante siglos para pasar a utilizar un sustitutivo con características bien distintas.
El oro en máximos no refleja su fuerza, sino la debilidad del dinero fiduciario que usamos hoy. La deuda pública creciente, la inflación persistente y la erosión de la confianza en el sistema obligarán a replantear las reglas del juego. Quizá no sea el oro el que vuelva a ocupar ese lugar, pero su señal es clara: el dinero actual se degrada y lo hace cada vez más rápido.