Sencillamente irresistibles

Negocios cochinos, perdón, con chinos. Los grandes cambios

Cuando el diablo no sabe qué hacer, mata moscas con el rabo. Eso dice un refrán castellano y en esa línea demoníaca se encuentra Pedro Sánchez. 

Como ignora qué hacer para no ocupar el centro de los temas de corrupción y desgobierno que le cercan y ocupan, ha decidido cambiar la atención de sus desmanes hablando de Israel a todas horas, incluso en TikTok (vivir para verle hacer el ridículo), aprobando un real decreto ley destinado a embargar sus armas, dentro de las nueve medidas "para detener el genocidio en Gaza" que se ha sacado de la manga o de la de sus tropecientos mil asesores,

Trump a cambio ha hablado de “lo preocupantes que resultan las declaraciones de este tipo, siendo España un país que pertenece a la OTAN, y que tales manifestaciones alientan a los terroristas”

O sea, Pedro Sánchez es de lo mejor para representarnos y hacer amigos por el mundo, exceptuando a Hamás que ha alabado su actuación.

Naturalmente y también a cambio, Israel ha llamado «corrupto» al gobierno español, ha anunciado sanciones contra doña Yolandiña y contra doña Rego, y ha criticado a los amiguitos que tienen ellas y sus compis de partidos, en «gobiernos tiránicos y siniestros» como los de Irán, y los de la Venezuela de Maduro.

A todo esto, Zapatero, el portavoz de Maduro, sigue sin dar señales de vida, a pesar de lo pizpireto y dispuesto a “adoctrinar” siempre a cuantos le rodean, y a sembrar conflictos y a cosechas nubes y brotes verdes en el desierto de su “me cargo la economía”, porque para que exista el socialismo tienen que existir los muy pobres y los muy ricos, y así avivar la pelea,  la controversia y la enemistad entre unos y otros. ¿Verdad o no, doña Muñeira?

Pues sí, el de la ceja ha cambiado su comportamiento, y se halla silente y cabizbajo en paradero no muy conocido.

Disgustado a tope porque el Parlamento ha declarado terrorista al Cartel de los Soles de Maduro, igual que lo ha hecho EEUU.

Menos mal que sus adorables hijas, antaño góticas y actualmente barrocas y propietarias de una agencia de las que van genial gracias a “los negocios que proporciona papi”, siguen asomando las cabecitas con unos ojos preciosos, debajo también de esas cejas “tejadillo” de familia, por el proceloso universo de los negocios cochinos, perdón, con chinos.

Y por encima de las entrevistas de Carolina Perles, exmujer de Ábalos, se alza a cambio la voz del mismísimo ex ministro de fomento, rebatiéndola. 

Debemos creer, a través de sus manifestaciones en tono de máxima seriedad lastimosa, cuajadas de falsedades y mentiras, que es un señor a modo de Alicia en el mismo país de las maravillas, con su corazoncito relleno de fantasía, entrañable, muy honesto, muy aséptico, muy rodeado de señoritas de lo más virtuoso a quienes subvencionaba y a veces daba empleo con un dinerito público por dos motivos, uno, porque el dinero de este tipo no es de nadie, y dos, porque es super feminista y a las mujeres hay que ayudarlas. 

¿No será eso en lugar de feminismo, un claro paternalismo?, o ¿sencillamente contratación de servicios subiditamente carnales?

Siguiendo con los cambios, uno buenísimo es que, aunque paguemos cualquier tipo de dislates y suframos con impuestos y más y más impuestos, todos, según el anuncio del ministerio de Hacienda esos impuestos vuelven a nosotros.

Además lo hacen, sin importar que caigan algo lejos, por ejemplo, en el ministerio del interior de Marruecos, en el Banco de desarrollo de Ecuador, en el ministerio de pesca de Mauritania, en la asociación de caficultores del Cauca en Colombia, en la alcaldía de la Esperanza de Intibucá (Honduras), en la asociación de jueces de Mozambique, en el instituto salvadoreño de la mujer de Perú, en la sociedad marroquí de ingeniería turística, en el centro paraguayo de estudios sociológicos y amen y etc. etc.

Bueno, pues no se sabe cómo se las arreglan, pero todo ese dinero, esos millones en movimiento, vuelven a nosotros, aunque estemos en Vitigudino de abajo.

¡Ah no!, lo del volcán, o lo del terremoto, los incendios, los trenes, o la Dana, es harina de otro costal. 

Tal vez el regreso de nuestra pasta se haga en Falcon, o en helicóptero o en los bolsillos de algunos, pero como fuera o fuese, vuelve, lo hace porque en este gobierno de España que así lo proclama (excusatio non petita, acusatio manifiesta) nadie, absolutamente nadie se desdice, ni miente, ni utiliza de manera partidista las instituciones, ni se corrompe, ni como dice Alfonso Guerra, ha "cambiado el Carpe Diem por el Instagram”.

Otro cambio: cuando en el Congreso Abascal llama a Sánchez «corrupto, traidor e indecente», Armengol, super meticulosa y ecuánime, escrupulosa y libre de corrupción por completo, lo retira del acta parlamentaria.

Sin embargo, cuando Bolaños llama a Cayetana Álvarez de Toledo «embustera», «difamadora» y «cara de bulo”, permanece calladita, y es de agradecer porque lo mejor es que no se borren de ninguna parte, para que quede constancia de esos “cariñitos” de quien una vez fue ministro de Justicia.

Posiblemente, a semejanza de Mafalda, esa niñita de seis años, un personaje creado por el difunto Quino en representación de la más pura y divertida sátira, y dado el nivel insoportable de belicismo, agresividad, latrocinio, injusticia, desfachatez, cinismo y desvergüenza que atravesamos, lo mejor y más conveniente sería gritar como ella, y sin cambiar ni un punto ni una coma:

“¡Paren el mundo, que me quiero bajar!”