Los llaman "mares de cristal", una bella metáfora para esas extensiones de silicio negruzco y de los materiales que le acompañan, que ocupan con velocidad inusitada tejados, patios y especialmente campos, cambiando su aspecto, reduciendo su habitabilidad, su vegetación, su biodiversidad, la producción agropecuaria, su valor paisajístico, turístico y económico, además de aumentar la temperatura, perjudicar la salud y provocar descargas eléctricas.
Con evidente eufemismo, denominan a estas centrales solares: granjas, megagranjas, campos, parques, huertos, aunque destruyan la vegetación, la agricultura, la vida animal y el hábitat de los lugares en los que se asientan. Su función es producir energías eléctrica y térmica baratas, inagotables y no contaminantes, aprovechando la energía solar.
¿Pero es justo poner en peligro un territorio y a sus gentes por el beneficio económico y la descarbonización energética?, ¿realmente lo logra?, ¿no será "peor el remedio que la enfermedad"? Mientras se emite, la energía solar es poco contaminante, es casi limpia, pero la fabricación de placas, obleas solares, aereogeneradores y baterías, necesarias para su producción, es altamente contaminante. Ella sí emite grandes cantidades de gases de efecto invernadero, y sus desechos son tóxicos. Además hay que contar con el impacto de su transporte y montaje. El 80% de las placas y el 97% de las obleas utilizadas se fabrican en China, y es su industria del carbón quien las produce. Las baterías contienen plomo y ácido sulfúrico, su almacenamiento es costoso y peligroso, y son difícilmente reutilizables o eliminables.
Las placas o paneles solares contribuyen al calentamiento de las ciudades en verano, durante el día, en varios grados, y por la noche dificultan su enfriamiento. En invierno, impiden la acción benéfica, directa y calorífica del sol. Así que obligan a consumir más energía.
En el campo también aumentan la temperatura. Según investigaciones de la Universidad Estatal de Arizona, a 1,5 m de una instalación fotovoltaica en el desierto, la temperatura del suelo aumenta 1,3°.
Con rapidez, ocupan el suelo que habitamos estas superficies negras o azuladas, donde van a morir los insectos acuáticos que las confunden con agua. Para su mayor eficiencia, que no rebasa el 30%, necesitan espacios soleados de suelos llanos y de escaso valor económico. Previa expropiación forzosa por 25 años, que es la vida útil de una instalación, se alquilan o compran a bajo precio. Están contribuyendo a vaciar más nuestra España vaciada.
No aumentan "in situ" los puestos de trabajo, los obreros necesarios para su instalación pertenecen a las respectivas compañías, y pocos son los que hacen falta para su posterior mantenimiento. En León, donde están planificados 39 campos solares de gran magnitud, ocuparán 1200 ha, se ha calculado que no se necesitarán más de 80 o 90 operarios en sus 25 años de vida. Y este hecho no es una excepción sino la regla general.
El proceso previo a la instalación es el desbroce del terreno, en especial el de la vegetación más molesta, árboles y arbustos. Especies encargadas de suministrarnos oxígeno, de evitar la erosión del suelo y aumentar su fertilidad, de reducir su temperatura y refrescar el aire, de prevenir la contaminación del agua, de evitar la radiación ultravioleta, de dar alimento a personas y animales (olivas, bellotas, nueces, almendras, frutas, condimentos...), también cobijo y materias primas.
Veo muy tristes a vecinas y vecinos de mi pueblo, situado en el SE de la Comunidad de Madrid, tras "levantamiento de actas previas a la ocupación, y si procediera, formalización de las actas en el procedimiento de expropiación forzosa para la ejecución de los proyectos de instalación fotovoltaica... (BOE, 15 de febrero de 2025), han llegado los desbrozadores a Perales de Tajuña, Campo Real, Arganda del Rey. Por orden del gobierno - me comentan-, van a desaparecer los olivos y las encinas que tanto aman, y no podrán pisar las tierras que desde generaciones pertenecen a sus familias.
-Pasados los 25 años, ¿quién quitará las enormes extensiones de chatarras contaminantes de los que fueron nuestros campos? - me dicen con dolor.
"Los olivos/están cargados /de gritos", pienso con mi poeta (F.G.Lorca).