Fabricando el mundo

In3ator: incubadoras que nacen en un Fab Lab y salvan vidas

Hace unas semanas se entregaron los Premios Princesa de Girona, y uno de los galardonados con el premio Social 2025 fué Pablo Sánchez Bergasa. Quizá su nombre no te diga nada, pero su labor al frente de la ONG Medical Open World. Entre otros proyectos la organización es responsable de In3ator, una incubadora neonatal de bajo coste. 

Pero más allá del reconocimiento, lo que emociona es saber que este proyecto nació... en un Fab Lab

Fue en 2015 cuando Alejandro Escario presentó In3ator como proyecto final de su Fab Academy en el Fab Lab Madrid CEU. El Fab Acacademy es un máster distribuido que sólo se puede cursar dentro de un Fab Lab y con el que aprendes todas las técnicas y procesos que hay en un espacio de fabricación digital como un Fab Lab.

Esta incubadora, que puede ser fabricada con impresión 3D, fresado CNC, electrónica abierta y materiales económicos, costaba solo 350 €, frente a los 35.000 € de los modelos industriales. Así nacía una idea sencilla y potente: fabricar salud accesible desde lo local y lo abierto.

Esa primera chispa evolucionó. Lo que empezó como una propuesta académica se convirtió —bajo el impulso de Pablo y la asociación— en IncuNest, un dispositivo en funcionamiento en más de 30 países, con más de 200 unidades donadas y miles de vidas salvadas. 

Este caso ilustra el poder de los fab labs: no son solo lugares de prototipado, sino semilleros de tecnología con impacto real. Un Fab Lab puede concebir hoy la solución médica del mañana. Y puede hacerlo bajo los valores de la fabricación digital: open source, replicabilidad, bajo coste y proximidad.

Pero In3ator/IncuNest va más allá del dispositivo: es un ejemplo de espíritu maker aplicado a la salud global. Desde su fase de diseño, se pensó para ser replicado por estudiantes, asociaciones o comunidades, en contextos de pocos recursos. Su crecimiento demuestra que cuando se combina talento local con herramientas digitales, pueden nacer soluciones que compiten con la medicina convencional… sin monopolios, ni cadenas de producción lejanas.

El galardón de los premios Princesa de Girona reconoce esto: el diseño técnico, sí, pero también el liderazgo y la ética que mueve a quienes transforman prototipos en esperanza. Porque como bien señaló Escario, In3 nació “como prototipo en un laboratorio”, pero ha acabado “convertido en una solución real para miles de bebés”

A quienes trabajamos en fabricación digital, la lección es clara: no estamos aquí solo para hacer objetos. Podemos diseñar infraestructuras de vida. Podemos llevar tecnología allí donde nadie la espera. Podemos hacerlo desde lo local, lo abierto y con herramientas al alcance de cualquiera. Y eso cambia los criterios de innovación.

El futuro de la fabricación digital no está solo en automatizar lo que ya existe. Está en dar a la gente lo que necesita, donde lo necesita. Está en democratizar el acceso a tecnologías que salvan vidas: impresoras 3D, electrónica, corte láser… todo eso puede transformar la percepción general de que sólo las empresas pueden fabricar objetos valiosos para la humanidad.

Hoy In3ator/IncuNest demuestra que sí: la fabricación digital salva vidas. Guardianes de ese poder somos los makers, los docentes, las asociaciones, los emprendedores y, sí, los diarios que reflejan estas historias. Porque si algo hemos aprendido es que la tecnología no está reservada a los ricos y los grandes. Está en manos de quienes la usan para lo que de verdad importa.

Y en ese camino, un Fab Lab puede ser el inicio de una revolución sanitaria. En 2 m², con filamento y microchips, se pueden salvar miles de vidas. Solo hay que atreverse a fabricar el mundo.