El Osorio y el Madroño

El habla de Madrid

La jerga madrileña es el resultado de una mezcolanza muy productiva de gentes llegadas de toda España que tuvo lugar en los barrios populares. La convivencia entre los inmigrantes venidos desde Andalucía, La Mancha, Aragón, etc., que utilizaban palabras y expresiones propias de sus lugares de origen, fue creando un habla muy arrogante, chinchosa, chispeante, categórica y dejosa. El caló de los gitanos aportó no pocas palabras, entre ellas el castizo “dabuten”, que a su vez los calorros lo habían tomado prestado del vocablo alemán “guten”, que significa: bueno.

Los chulapos llamaban bata a la madre, bato al padre y bateo a un bautizo. La chaqueta es la chupa, la capa: pañosa, los calzoncillos: gayumbos. Pinrel es el pie. La cara, jeta. La nariz: napia. La lengua: húmeda. Los dientes: piños. La boca: muy. Los dedos: bastes.

La palabra bueno la podemos sustituir por dabuten, pero tenemos otras alternativas: guay, chachi, chipén, chachipén, fetén.

Recordemos ahora otras palabras castizas:

  • Abur: adiós
  • Achispado: bebido
  • Adoquín: cabezota
  • Ahuecar: Largarse
  • Alicáncano: persona indeseable
  • Amolao: fastidiado
  • Andorga: barriga
  • Aviarse: arreglarse
  • Avizores: ojos
  • Azotea: cabeza.
  • Buga: coche
  • Camelar: seducir
  • Chungo: desagradable
  • Currar: trabajar
  • Gabrieles: garbanzos
  • Baranda: tipo espabilado
  • Keli: casa
  • Menda: yo
  • Nasti: nada
  • Parné: dinero
  • Peluco: reloj
  • Piltra: cama
  • Pirarse: irse
  • Sipi: sí
  • Teki: taxi
  • Tronco: colega

El habla castellana de Madrid es una variedad dialectal caracterizada por: el yeísmo, o indistinción de la ll y la y; la tendencia a que las eses finales se conviertan en jotas, y la propensión al leísmo, laísmo y loísmo.

Bien, querido lector-a: hoy hemos repasado algunas palabras del argot madrileño que por su gracia y expresividad no deberían caer en el olvido.

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