En corto y por derecho

El Doctor Johnson

Samuel Johnson gustaba de ir a cenar a ‘La cabeza del turco‘ con su amigo James Boswell y entablar una interminable conversación mientras bebían Oporto. Se considera al doctor Johnson quizás el mejor conversador que ha existido pues a su vasta erudición añadía una especial habilidad para la controversia.

Sus ideas eran un tanto peculiares, incluso para un hombre del siglo XVIII. Tenía especial animadversión por David Hume, Jonathan Swift o Edmund Burke por puro deseo de contradecir a las mejores mentes de su época, aunque en el fondo les admiraba. Tenía sus particulares manías, por un lado veneración por la corona británica y el cristianismo, por otra muchas reticencias con los escoceses y los españoles cuya colonización de América aborrecía. Por contraste consideraba a la Universidad de Salamanca una institución especialmente admirable porque fue capaz en su tiempo de cuestionar la legitimidad de la Conquista.

Conocemos en mucho detalle sus peripecias e ideas gracias a Boswell que escribió su ‘Vida‘ de forma tan amena que se convirtió en un modelo de biografía que hasta entonces no existía. A pesar de sus casi 2.000 páginas alguien como Burke afirmó que era el libro más ameno que nunca habían leído. La narración tiene un tono épico y el propio Boswell la comparaba con la Odisea, en su época se llegó a poner a la altura del Paraíso perdido de Milton o la traducción de la Iliada que hiciera Pope. Hay que advertir que es posible que lector actual no comparta este entusiasmo, el libro contiene multitud de interminables cartas y largas conversaciones, de hecho el Johnson conversador eclipsó al escritor y crítico literario pues sus innumerables obras pasan hoy casi desapercibidas. El biógrafo se quejaba de las agotadoras sesiones de elevada charla hasta la madrugada, siempre animadas por una abundante libación. Quien tenga gusto por esta práctica, la más noble que conozco, sí que disfrutará de ‘Vida de Samuel Johnson, doctor en leyes’.