Economía sin corbata: lo que nadie te dice pero todos necesitan saber

Mi dinero, mis reglas

Lo están matando. Lento, pero seguro. El efectivo, ese billete (o moneda) arrugado que llevas en el bolsillo, se está extinguiendo. Y no es por casualidad. Nos lo quieren vender como progreso, como el paso lógico hacia un futuro más “moderno”, “limpio” y “seguro”. Pero aquí va la verdad: cuando el efectivo desaparezca, perderás más que un billete. Perderás tu última pizca de libertad financiera.

Dicen que pagar con tarjeta o con móvil es más cómodo. Y lo es, no lo niego. Pero la comodidad siempre tiene un precio, y en este caso es tu privacidad. Cada vez que usas tu tarjeta o haces un pago digital, alguien sabe qué compraste, dónde, cuándo y cuánto gastaste. Ese alguien puede ser un banco, una empresa o incluso un gobierno. Y esa información vale oro, pero no para ti. Cuando todo es digital, tu dinero deja de ser solo tuyo. Ahora está controlado. ¿Quieres sacar tu dinero en efectivo? Bueno, a lo mejor hay un límite. ¿Quieres hacer un pago? Mejor que pase el filtro del banco. Y si de repente alguien decide que no le gusta cómo gastas tu dinero… bueno, que tengas suerte...

Usar efectivo en 2025 puede parecer algo arcaico, como seguir escribiendo cartas a mano. Pero, en un mundo donde cada clic y cada movimiento se rastrea, el efectivo es una de las pocas formas de mantener tu privacidad intacta. Es simple, directo y, lo más importante, anónimo. 

Si dejamos que maten al efectivo, no habrá marcha atrás. Seremos prisioneros de un sistema donde el control no estará en nuestras manos. Así que, antes de que sea demasiado tarde, piensa bien. Porque cada vez que pagues con un billete en lugar de con un móvil, estarás enviando un mensaje: “Mi dinero, mis reglas.”

¿Progreso o control? Esa es la verdadera pregunta.