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Las dificultades de emigrar: el NIE y la inscripción a los colegios de los niños

Hoy les voy a hablar del primer trámite que uno debe realizar al llegar a España siendo extranjero: Solicitar el Número de Identidad Extranjero, el NIE.

Con mis hijos llegamos un 24 de diciembre a la tarde a la bella ciudad de Zaragoza (a la que invito a conocer, a los que no tienen el placer aún, y a los que sí a volver). 

Era período de vacaciones de invierno, por lo que en esas semanas tuvimos que conocer casa nueva, otra ciudad, y comenzar los trámites, la peor parte.

La vida humana no puede resumirse en trámites, pero urgía que los niños realizaran su inscripción al colegio para poder comenzar las clases a la vuelta de las vacaciones de invierno, y que no perdieran un solo día más.

Dificultades de emigrar: Zaragoza - María Ruth Agnoli
Dificultades de emigrar: Zaragoza - María Ruth Agnoli

Eso finalmente se logró, pero previamente tuvimos que pasar por muchas dificultades.

En 1º lugar solicitar turno para tener el Número de Identidad Extranjera, o NIE, algo que debería ser muy sencillo: llegar a un lugar, hacer un trámite para tener identidad, estar en regla con el sistema, pero sobre todo por contar con una identidad porque de eso se trata, no del número en sí, sino de lo que representa ese número:

El reconocimiento de la identidad es un derecho humano, tener una identificación oficial es esencial para que una persona pueda gozar de sus derechos tanto civiles como políticos.

El NIE, en el caso de extranjeros, o DNI, es indispensable en la vida de un ser humano para entre otras cosas:

  • Comprobar tu identidad siempre que sea necesario.
  • Acceder a servicios básicos de salud.
  • Solicitar un puesto de trabajo, inscribirte a un colegio, etc.
  • Abrir una cuenta de banco, cambiar un cheque, solicitar un crédito o hacer trámites financieros.

Pero poder obtener el NIE, aún para europeos, hispanoparlantes, como era nuestro caso, no fue fácil.

Para hacer el trámite del NIE había que solicitar cita por la página web, en sede electrónica. Si te presentabas en persona al edificio de la policía donde se tramitaba, no te dejaban pasar.

Es así como luego de varios días de intentar tomar esa cita por la web, volvimos a ir a la sede de la policía, y entonces hablando con uno de los policías de la puerta nos indicó que había una hora exacta, lo recuerdo bien, las 13 horas en ese momento, en que el sistema ofertaba citas disponibles, ¡una locura si lo pensamos! Y para mi sorpresa en ese entonces funcionó, y al otro día a las 13 horas en punto, pudimos corroborar que el sistema disponía de huecos para solicitar la cita para la tramitación del NIE. 

Pero me pregunto ¿Cómo hacen el resto de las personas, sobre todo cuando no hablan el español y en muchos casos son analfabetos digitales? 

Este sistema te expulsa y dificulta constantemente cuestiones que deberían ser simples, incluso debería haber una persona de atención al público de informes en la sede que te indique esto, para no depender de la suerte y buena voluntad de la persona que te encuentres ese día.

Tener el NIE no es solamente hacer un trámite, significa mucho más que eso, es tener una identidad, y además que esa identidad te permite entrar en el sistema. 

Hasta que no realizamos ese trámite no se podía hacer ningún otro, ni siquiera inscribir en el colegio a mis hijos, como es lógico.

Finalmente obtuvimos cita, y pudimos tramitar el NIE, paso siguiente en la lista de urgencias, era realizar la inscripción por sistema a los colegios de mis hijos, esta parte no fue compleja, pero sí llevó su tiempo.

Aquí debía ingresarse la solicitud también por sistema en la sede de Educación, completando un formulario y seleccionando 5 escuelas. En ese momento se nos planteó el interrogante de cuál elegir, no teníamos a nadie a quién consultar, estábamos recién llegados, por lo que lo hicimos por cercanía con el domicilio. 

En el caso de Avril se le concedió la vacante en la 1º escuela de la lista, y fue entonces que ingresó en el 1º año de la Escuela Secundaria del Colegio Miguel Catalán de Zaragoza, y debo decir un excelente colegio, no solo por el nivel de enseñanza que se adquiere ahí, sino por lo más enriquecedor en la vida: las personas que lo conforman.

En ese colegio Avril realizó todo su secundario, se potenció en sus conocimientos, y no solo por qué le proporcionaron las herramientas, y ella las aprovechó, sino porque conoció a las que estoy segura estarán siempre en su vida “sus amigas de Zaragoza”, y además el cuerpo docente y personal del mismo colegio.

Pero con Tomás no fue así, a Tomi le tocó más difícil.

Del listado de escuelas solicitado a Tomi le asignaron una alejada de casa, y muy distante sobre todo del colegio de su hermana.

Recuerdo el 1º día de colegio, en principio fuimos a acompañar a Avril la escuela secundaria, helaba, era de noche, no recordaba haber sufrido tanto frío desde hace años.

Tomar el tranvía y llegar a las 8, Avri empezaba las clases a las 8:15, tenía entonces 14 años recién cumplidos, no podíamos más de frío, y entonces le pregunté si se animaba a quedarse unos minutos hasta que abrieran la puerta, y entrar sola, y así lo hizo mi valiente hija. 

Volver a coger el tranvía, y otro bus para llevar a Tomi a su 1º día de colegio, en la otra zona de Zaragoza, barrio de San José, ahora que lo pienso debí haber presentado una solicitud apelando dado que los 2 colegios se encontraban muy lejos el uno del otro, pero no lo hice, ya que en el momento muchas veces no te das cuenta de las cosas.

Llegamos al cole, y como era temprano nos metimos en un bar para tomar un café, y una leche al tiempo, para refugiarnos del frío hasta que fuera la hora de entrar al cole.

Y así cuando llegó la hora dejé a Tomi con su mascarilla puesta (ya que todavía se usaban), y me fui con todos los miedos y angustias de dejar a mi niño, en un nuevo colegio, con personas que no conocía, y en otro país.

Paso a explicar un poco los antecedentes de Tomi: acababa de terminar el jardín de infantes en Argentina hacía un par de semanas, el 16/12 para ser más exactos (pleno verano allí), y empezaba aquí en España el 1º grado casi a la mitad, con el 2º trimestre ya iniciado. 

Además de todo esto la situación de Tomi era diferente, ya que era un “niño pandemia”, pero: ¿qué quiere decir eso?

En el 2020 durante la pandemia de COVID 19, Tomi estaba iniciando su sala de 4 años del jardín. Es necesario aclarar que en Argentina el aislamiento por la pandemia fue muy extenso, siendo que durante todo el curso 2020 los niños de ningún nivel educativo fueron al colegio, lo que significó la destrucción total de la parte social en un momento crucial de la vida para un niño (y que además tuvo consecuencias que se siguen sufriendo hoy en día todavía en niños, adultos y personas mayores ya sea en el aspecto social como económico). 

La situación no mejoró al año siguiente, ya que en su sala de 5 años (el preescolar), los niños iban al colegio cada 15 días en las llamadas “burbujas” en las cuales, ante un síntoma de COVID, que sabemos son muy inespecíficos, se aislaba a toda la clase, y ya se interrumpía esa vuelta al colegio.

Por lo tanto, fueron dos años difíciles y de aislamiento social, una locura cuando lo pensamos ahora, ya que parece que estuviéramos contando algo que sucedió hace décadas y solo pasaron 3 años.

Con esto lo que quiero decir es que dejar a mi Tomi en el cole solo fue duro, pero mucho más duro fue todo lo que se vino después, y que les contaré en la próxima columna para no extenderme más hoy.

De todas maneras, mi mensaje como siempre es de optimismo, ya que, si bien emigrar no es fácil, hacer trámites tampoco lo es, pero es posible. Y a lo largo del camino, aunque las dificultades pueden ser muchas, se aprende, a veces con dolor, pero también se conoce gente que te va ayudando y cambiando la vida.