PEN Colombia de escritores

Decepciones impuras

En noviembre de 1830, el Libertador escribe a su amigo Juan José Flórez, presidente del Ecuador, una epístola llamada posteriormente <<decepción profética de Bolívar >>. Pocas semanas más tarde, fallecerá en la finca de San Pedro Alejandrino, en Santa Marta (el Libertador deseaba emigrar a Europa…).

Seis enunciados futuristas se formulan en esta abisal comunicación, a saber:

  • La América es ingobernable para nosotros.
  • El que sirve a una revolución ara en el mar (en su Testamento y últimas palabras afirmará que aró en el mar y edificó en el viento…)
  • La única cosa que se puede hacer en América es emigrar.
  • Este país caerá infaliblemente en manos de la multitud desenfrenada, para después pasar a tiranuelos casi imperceptibles, de todos colores y razas.
  • Devorados por todos los crímenes y extinguidos por la ferocidad, los europeos no se dignarán conquistarnos.
  • Si fuera posible que una parte del mundo volviera al caos primitivo, éste sería el último período en América.

Recabemos en la etimología y sentidos varios de <<decepción>>. Del lat. deceptio, deceptionis, engaño, fraude, sentimiento causado por un engaño. Nombre –subraya el Diccionario—formado por el sufijo de acción sobre el supino deception, del verbo decipere: engañar, burlar, defraudar; también, extraviarse; verbo que en el origen era un término de caza y significaba hacer caer una presa.

Una decepción –política, social, económica, profesional y laboral, amorosa…-- sería emoción dolorosa por incumplimiento de una expectativa construida, generalmente en torno al comportamiento de otra persona o en relación con algún acontecimiento.

Reléase la <<decepción profética de Bolívar>>, en días cercanos a su ocultamiento definitivo en el reino de este mundo: <<Este país caerá infaliblemente en manos de la multitud desenfrenada, para después pasar  a tiranuelos imperceptibles, de todos colores y razas>>.

Esa caída infalible es indefectible. Y ocurriría –así la leen algunos politólogos actuales— en gobiernos populistas, que luego entregarían país y Estado a tiranuelos  imperceptibles y variopintos.

¿Síntomas de la decepción? Lo afirmarían aquellos que se ocupan de nuestra salud mental o psíquica: dolor de cabeza, garganta y estómago; falta de concentración, cansancio corporal; sequedad en la boca. Así mismo, enojo, ira non sancta, violencia, neurosis, migración…

Ante lo irremediable, en el Mito del eterno retorno (en geografías históricas de tiranuelos poco perceptibles, conocidas, reconocidas, estudiadas, advertidas…), eterno retorno de lo mismo avisado por el filósofo alemán Nietzsche: la repetición, círculo o espiral: las situaciones presentes, pasadas y futuras, se repetirán infalible e indefectiblemente.

Pero, lo retornable es, así mismo, según Nietzsche, expresión de la máxima reivindicación radical de la vida, claro está, en la fugacidad de la misma: nacimiento, duración y muerte, nada permanente, instantes quizás infinitos, en transformación.

Y los interrogantes: ¿quieres esto otra vez e innumerables veces más? ¿Así lo deseas, demoniaca, fatalistamente? ¿Con ataduras permanentes o inmortales?

O por el contrario, Einstein dixit, todo es relativo en el tiempo-espacio mundo y universo.

En este sentido de la relatividad, las decepciones –como las bolivarianas, políticas y psicológicas— se transformarían en instantes no repetibles cuanto medibles; nunca de silencio o vacío o labios mordidos; pero sí, golpes en el tambor del pecho y pulsiones de vida; ironía o múltiples sentidos de la existencia; manos calientes para la escritura y la acción; humor infatigable e irruptivo; voluntad paralelepípeda de caras opuestas iguales y paralelas, mas no en círculo ni espiral…

O también alternativas en la imaginación al poder, pasos estratégicos más adelante, simultaneidades reales e imaginarias, nuevos alfabetos y símbolos (para religar y unir), liderazgos construidos e inteligentes (la mujer opositora y no el sujeto de la guerra o tiranuelo), en fin, sorpresivos y desconocidos lenguajes: toda una revolución relativa para la paz, la igualdad, la fraternidad y la comunicación.