“Coincidencias de fallas técnicas e indisponibilidad de combustible agudizaron las limitaciones en la generación eléctrica”. El estoico pueblo cubano, no solo ha sufrido oscuridad en su libertad de opinión, en su libertad económica y en su libertad de reunión, sino también, hoy la energía que debería alumbrar los hogares, los servicios públicos y las calles cubanas, también están oscurecidos. Es tan evidente la crisis energética en Cuba, que ya el propio diario oficial, informa de la crisis. Obviamente y como sucede con todos los artículos de este órgano de propaganda del régimen, no publica comentarios de los lectores. ¿Quién se atrevería en Cuba a discrepar del régimen?. Cuba dependía de la Unión Soviética y de sus aliados comunistas, también dependía de Venezuela -hoy con sus propia crisis interna- y solo le va quedando México, que ha sido un aliado del régimen cubano por mucho tiempo. Como ha sido la tónica de los últimos 65 años, todo lo malo que sucede en Cuba, es culpa según el régimen, de los Estados Unidos. Nunca ha existido una autocrítica de los jerarcas de la dictadura cubana. Los países europeos, las Naciones Unidas y los intelectuales progresistas que abundan en universidades, medios de prensa y ONG’s, también son cómplices del drama cubano. En efecto, su tibia posición, manteniendo relaciones diplomáticas con Cuba, promoviendo turismo a la isla y permitiendo la intervención de los jerarcas en foros internacionales, son una prueba de ello. El triángulo del terror: Cuba-Nicaragua-Venezuela, podría transformarse un un cuadrado, al sumarse Colombia en manos de un patético Petro. El artículo sobre la crisis energética cubana, tras superar el último apagón, nos informa:
“No obstante, los problemas de fondo persisten. Estamos trabajando con las unidades térmicas que tenemos disponibles; no tenemos ninguna unidad generando en reserva, por una falla de un transformador que es común a todas las unidades. A eso se suma un problema en la planta de Diez de Octubre y el principal escollo: el combustible”. Resulta increíble, que cuando el mundo camina aceleradamente a combinar generación de energía con métodos tradicionales -hidroeléctrica y termoeléctrica- con energías renovables - solar y eólica-, Cuba siga dependiendo del arribo de alguna nave con petróleo procedente de algún país que quiera “colaborar con el régimen”. Lo que sucede en Cuba, Venezuela y Nicaragua, da cuenta del total fracaso del comunismo en la región, como también de la incapacidad de Naciones Unidas -con sus más de 100 mil empleados bien remunerados - de liderar soluciones al drama de países cuyos pueblos están condenados al sufrimiento y la desesperanza. Todo parece indicar que las numerosas reuniones de grandes líderes, continuarán sin resultados favorables. Simultáneamente, los pueblos sufrientes y víctimas de sus verdugos, seguirán esperando que surjan valientes capaces de arriesgar sus vidas, por alcanzar la libertad y la autodeterminación de sus connacionales. Hoy el mundo mira a Gaza y a Ucrania, quedando Cuba, Nicaragua y Venezuela en el olvido y la indiferencia. Una creciente esperanza se avizora en la región sudamericana, con la tendencia a un cambio de signo político en Bolivia, Chile y es de esperar en Colombia. No solo los países europeos están cansados de burocracia inmigración ilegal y un Estado ineficaz, también el sur de América insinúa un cambio radical. Por ahora, Cuba seguirá a oscuras, con los jerarcas viviendo en buenas mansiones y con equipos generadores de respaldo. La paciencia del pueblo cubano se acabará y los tiranos tendrán que morir o irse a Corea del Norte. La situación actual no da para más.