Abrir la mente y el corazón

Clase de calibración y formación práctica

Clase de calibración práctica en el Hospital de Ngozi
Clase de calibración práctica en el Hospital de Ngozi

Hace tiempo me dedico a la docencia, de pequeña nunca hubiera elegido ser profesora, quizás porque tengo el recuerdo de ver a mi mamá (ahora jubilada) trabajar tanto, y llegar agotada luego de hacer 3 turnos como maestra de educación primaria para adultos.

Sin embargo, desde hace unos años (luego de varios de haberme graduado de odontóloga), la vida, el destino, el universo, o como se quiera llamar me fue llevando hacia la docencia.

Descubrí entonces que enseñar es aprender 2 veces, que ante cada nuevo grupo de alumnos hay un desafío por transferir al menos un poco de conocimiento, y sobre todo sembrar la semilla del querer saber más en el otro.

Enseñar a pensar, esforzarte por innovar para mantener la atención, recordar que del otro lado hay seres viviendo diferentes situaciones, sueños, motivaciones, y demás es importante.

Incluso nosotros los profesores muchas veces nos sentimos mal, pero cuando salimos al escenario de la docencia nos ponemos la capa, y nos metemos de lleno en el personaje.

 A mi la docencia me transformó, me ayudó a reinventarme y perder el pánico a hablar en público, a seguir autoexigiéndome, y a conocer cada vez un grupo de alumnos diferente, con sueños y proyectos diferentes.

Hoy les comparto una imagen de la clase de calibración práctica para la toma de indicadores de Salud Bucal que realizamos en el aula entre los alumnos. Esta formación práctica es sumamente importante y necesaria previa a la salida a las escuelas para realizar atención a niños.

Debo confesar que estoy emocionada por lo que está a punto de suceder, sin dudas lo más lindo de este trabajo como profesora y de este viaje: ese momento cuando se une la profesión de odontóloga con la de docente, y salimos a atender niños en el territorio.

Después de 2 años desde mi ultima vez haciendo este trabajo (diciembre de 2022 en República Centroafricana), estoy a poco de volver a vivirlo.

Gracias por estar del otro lado acompañándome en estas crónicas.

Seguimos…

Creo que antes de avanzar con estas crónicas es necesario situarnos en el contexto de Burundi, un país de 12 millones de habitantes, y una esperanza de vida de 61 años (si comparamos la esperanza de vida en España es de 83 años).

El lugar en el que me encuentro es la ciudad de Ngozi, donde viven aproximadamente 200.000 habitantes, a unos 200 km de Bujumbura, la capital de Burundi.

El Hospital de Ngozi es un hospital provincial público de referencia, es decir al que se derivan pacientes de toda la provincia. Entre los servicios de los que dispone hay una maternidad, un quirófano, laboratorio de imágenes, y pediatría. En lo que respecta a los servicios odontológicos hay 3 consultorios donados, y construidos por la cooperación internacional. En esos consultorios es donde los alumnos de la Formación de Técnicos en Odontoestomatología realizan las prácticas.