Sencillamente irresistibles

Lo casual y lo causal de tanto tejemaneje

La casualidad es algo que sucede de manera inesperada y la causalidad, por el contrario, se sustenta en que todo acontecimiento nace de una causa destinada a lograr algo.

Pero quizás para los de siempre, para quienes todo lo manipulan y tergiversan (personalmente o a través de fontaneras y consejeros), es fácil confundir ambas, y por ello, para no resultar mal pensados, no deberíamos ni siquiera imaginar que tantos incendios terribles como abrasan España, comprometiendo vidas, haciendas, y lugares declarados patrimonio de la humanidad como Las Médulas en León, sean causales y no casuales, porque además, según los expertos, casi siempre son provocados.

¿Y es casualidad o causalidad que, en toda la zona de El Bierzo barrida por las llamas, las empresas energéticas que operan parques eólicos, o los inversores privados que compran esa energía, querían colocar sus aerogeneradores, pero los vecinos se opusieron a tal objetivo para el que se requería la tala de árboles, a veces centenarios y siempre parte importantísima del paisaje, para poder instalarlos?

¿Casualidad o causalidad que, al “achicharrarse”, la tierra convertida en yerma queda liberada de todo vestigio de naturalezas vivas (flora y fauna), dejando la puerta abierta a la colocación de los “Molinos de viento”, o de las placas solares, ¿verdad?

En otro orden de cosas, ¿es casualidad o causalidad que a algún autónomo con un negocio que antaño daba para vivir, hoy Hacienda, porque falta una cuota por pagar, le embargue las cuentas, ¿impidiendo su actividad laboral? 

Con estos métodos ¿Cómo saldaran alguna vez la deuda?

¿Y que nadie atienda su situación, que ningún organismo oficial, incluida la “doñita Yolanda” asuma que si se trabaja es para ganar dinero y no para deberlo?

¿Y que muchos empleados, precisamente marroquíes ¡Oh curiosidad!, se despidan del trabajo porque “tienen ya cinco hijos” y han comprendido que ganan más dinero trayendo criaturas al mundo que currando?

¿Es casualidad o causalidad que ahora, desde que ocupa el cargo de ministro de transportes don Puente “el de la lengua de serpiente” como dicen sus enemigos, cada dos por tres un Ave se estropee dejando tirados a cientos de viajeros a quienes no se les proporcionan ni agua ni sustento alguno durante horas, sin aire acondicionado, y sin alternativas?

¿Es casualidad o causalidad tener tan poquísima sensibilidad como él, con el dolor y el sufrimiento ajenos para ser capaz de hacer comentarios jocosos en la red social  X, acerca de los incendios de Castilla y León, Zamora y Ávila…?  

¿Es causal o casual que ahora se mencionen los “delitos de odio” hasta en la sopa, solamente cuando “ellos” los del Partido del “progreso personal” (sueldazos, casoplones, cuentas en paraísos, corrupción, mordidas etc.) lo decidan y califiquen de tal? 

Y ¿es casualidad o causalidad, que siempre los sujetos a los que se refieran sean los magrebíes, argelinos y subsaharianos y los que atraviesan el Estrecho?

¿No puede una persona si así lo siente, odiar a quien le dé la gana, siempre y cuando ello no implique un daño físico al odiado?

El daño moral es muy subjetivo y para valorarlo están la religión y la conciencia, no la política. 

¿Es casualidad o causalidad que nunca más se haya hablado del apagón tercermundista que padecimos, precisamente por temas relacionados con las energías renovables y la mala gestión, la codicia y la soberbia del jefe de la banda del Peugeot, el yerno de Sabiniano, hermanito de Azagra, amiguito de Ábalos y el presidiario Cerdán, del gran escribidor de cartas y  “capitán de barco” nombrado tal a sí mismo, que navega  inexorablemente a nuestra destrucción, zozobrando contra los arrecifes de la locura albergada en su perjudicadísimo y reducido al Zapaterismo, cerebro?

¿Es casualidad o causalidad que las Empresas forestales del sector privado vayan a la quiebra porque no salen contratos de la Administración para limpiar los montes, y por tanto con mucha más facilidad para que se produzcan incendios?

¿Es casualidad o causalidad que en los informativos solo se hable de fuego y no de Sánchez?

Lo sin embargo irreversible e inconfundiblemente casual, es que se llame “seres humanos” a los pirómanos, activos o pasivos (los que encienden los fuegos y los que pagan para que lo hagan otros). Que se les atribuya dicha clasificación, en lugar de calificarles como auténticos ANIMALES, con mayúsculas y en el peor sentido de la palabra