Hemos tenido varios contratos sociales en educación: 1) A finales del siglo XIX se buscaba una formación en competencias básicas, a partir de la importancia de saber leer y escribir, así como de algunas disciplinas para desarrollar determinados oficios. 2) En el siglo XX se perseguía una formación tecnológica y superior, el trabajo lo facilitaba el nivel de estudios, ir a la Universidad permitía un mejor vínculo laboral. 3) En el siglo XXI un desafío del movimiento mundial aboga por oportunidades laborales, el desarrollo científico y tecnológico, pensamiento crítico, revolución educativa y la búsqueda urgente del “ser”. Es momento de los gigantes tecnológicos, negocio con la educación y carreras cortas, amplia utilización de redes como ruta global de competencias en <<Creatividad, Innovación, Emprendimiento y Liderazgo>>.
La política educativa presta atención a los aprendizajes, medición de competencias y diagnóstico de habilidades, pero el triunfador es quien sabe manejar la información, tiene habilidad en medios de comunicación contemporánea para solucionar problemas.
Los empleadores reclaman nuevas habilidades en el mercado laboral, donde resulta imprescindible el aprendizaje, adaptación a situaciones tecnológicas y procesos cambiantes. El sector empresarial espera nuevas mentes con capacidad de análisis, habilidades relacionadas con la autogestión, aprendizaje activo, resiliencia, tolerancia al estrés y flexibilidad.
Ninguna sociedad puede dar el salto hacia la modernidad sin una revolución educativa y científica. La sociedad feudal invertía en tierras y ganados la riqueza colectiva, asegurando que los dueños vivieran de la renta creada por los demás; la sociedad industrial concentró inversión en los medios de producción y encontró su decadencia en el régimen de los monopolios, que concentran el ingreso al generar rentas cautivas de mercados protegidos que desestimulan innovación y competencia; la sociedad del conocimiento genera su propio modelo de inversión y el capital financia la educación, innovación y competencia abierta a las corrientes universales donde se perfila el mundo del futuro, respetuoso de la naturaleza, enemigo del despilfarro y el consumismo individual.
La mirada a la brecha educativa es la búsqueda de una sociedad más igualitaria, acciones de gobernanza frente a la tecnología e innovación contemporáneas. Una reinvención trascendental para aprender en esta época de menor oferta laboral, que requiere una educación para nuevas ocupaciones y visión de un mundo diferente.
Existe una disyuntiva: ser mamífero respetable que no sale de lo salvaje o entender el valor de la libertad y el derecho a la paz. Así como debe crecer el cuerpo social, es importante desarrollar valores de la esencia humana, donde algunos equivocados de rumbo evitan recalcar los medios utilizados para llegar a la cúspide, porque prevalece el éxito económico a cualquier precio, antes que la lucha escalonada e integral del triunfo, mientras otros creen que el simple cambio de expresión con el eufemismo puede desconocer la realidad.
Un voraz apetito de quienes hacen ruido para señalar quienes son, frente a la lucha silenciosa “por ser”, sin estridencias, hasta llegar a la meta con la fuerza decorosa del éxito y la limpieza del triunfo.