Reflexiones Australes

Boric y el fin de una pesadilla para Chile

Tras haber sido elegido con casi el 56% de los votos, Gabriel Boric se vio afectado casi de manera inmediata, con un descenso en sus apoyos ciudadanos, situándose estos en casi todo el período en un 30%. La izquierda no lo ha abandonado, incluyendo socialistas, comunistas, frenteamplistas, los restos democristianos y todos aquellos anarquistas y alternativos que nada aportan a la sociedad. Hubo muchos de centroizquierda que lo apoyaron al principio, pero hoy ya son oposición a su gobierno. Boric irrumpió como presidente despojándose de la corbata, alardeando con sus tatuajes y con el objetivo de cambiarlo todo. A poco andar, se dio cuenta de que sus propuestas rebeldes antisistema, chocaban con la realidad. Sus equipos de gobierno se repletaron de amigos y compañeros de lucha callejera. Alambres nasales y orejunos adornan los rostros de muchos de sus “colaboradoresâ€. Los niños llegaron pisando fuerte, pero poco a poco se vieron enfrentados a su inexperiencia. La inmigración ilegal hizo de las suyas, como herencia de la “apertura de fronteras†fomentada por Michelle Bachelet -hoy candidata a la ONU- afectando severamente los estándares de seguridad, salud y educación. Chile cuadruplicó el número de inmigrantes en una década, pasando de 500 mil a 2 millones. El joven Boric se ha alineado con Petro, con Lula y con Pedro Sánchez. Ha condenado a Maduro, pero ha callado con Ortega y Díaz-Canel. Ha sido durísimo con Donald Trump, sin sopesar consecuencias para Chile. En pocas palabras, ha sido sumamente irresponsable. Boric llevó adelante con fanatismo una “política exterior feministaâ€, la que pasó a ser la base de su política exterior. Millonarios recursos destinados a contarle al mundo como Chile privilegia a la mujer en sus relaciones internacionales. Los recursos destinados a las Fuerzas Armadas, antes asegurados por la Ley Reservada del Cobre, ahora sufren recortes y su cumplimento en plazos y montos es incierto. Boric ha sido infantil, en la forma de hacer política. Algunos de sus cercanos lo han defraudado con usos indebidos de recursos públicos y otros con poca capacidad para llevar adelante los proyectos de transformación que pretendía implementar. Deja como “su gran legadoâ€, la reducción de la jornada laboral, sin comprobación alguna de beneficios para los trabajadores. Deja las arcas fiscales escuálidas y con deudas impagas del Estado a  proveedores que superan los 2.000 millones de euros. La Araucanía chilena sigue afectada por ataques terroristas y el proyecto de paz en la región, partió sin ser aceptado en la práctica por las partes. Las autoridades han sido un muro kafkiano a la hora de aprobar proyectos de inversión. La aprobación de proyectos relevantes puede demorar 10 años. Una lagartija o un jarro de greda en los alrededores de un lugar en donde se pretenda construir algo, se transforman en un obstáculo infranqueable a la hora de avanzar. A los chilenos se les acabó la paciencia y en 45 días más, tendrán lugar las elecciones presidenciales en que se pondrá fin a la pesadilla de Boric. Nuevos aires ya soplan y la esperanza de tiempos mejores se percibe en el aire. Estos 4 años pasarán a la historia sin pena ni gloria, como sucedió con los dos gobiernos “progresistas†de Bachelet o los 1000 días del terror del gobierno marxista de Salvador Allende que llevaron a Chile a una crisis casi terminal.