
Actualmente de este lado del mundo todos conocemos la importancia de la digitalización, y de disponer de recursos tecnológicos en el día a día para poder ejecutar las tareas, trabajos, y estudiar.
Pero, ¿Qué pasa con todos esos lugares donde se sigue trabajando, estudiando, y demás, sin la tecnología ni conectividad suficiente para poder pertenecer a este mundo actual?
Esos lugares donde niños y jóvenes continúan siendo analfabetos digitales, y donde esa brecha día a día se agranda.
Hace un tiempo, específicamente unos dos meses antes de empezar esta nueva misión como cooperante, empecé a mover contactos, me comuniqué con diferentes organizaciones, personas y empresas, conocidos, colegas del trabajo, y hasta realicé entrevistas a diferentes medios tantos gráficos como digitales, para llegar a recaudar recursos tecnológicos, básicamente ordenadores y proyectores para que mis alumnos de la Universidad de Ngozi pudieran entonces disponer de los medios para poder realizar sus tesis de fin de grado.
Fue un trabajo intenso, de golpear puertas, donde en algunas (debo decir que pocas) no obtuve respuesta, pero por otro lado llegaron ayudas de los lugares menos pensados.
Y es así como logré la donación de 11 ordenadores, y 2 proyectores, además de material odontológico.
Paso siguiente llegó el turno de pensar cómo trasladarlos, comunicarse a la compañía aérea, porque (en ese momento no lo sabía) hay un máximo de 160 wh por maleta que se puede despachar de baterías de insumos electrónicos, entonces enviar mails ida y vuelta, llamar por teléfono, buscar los modelos y las indicaciones del fabricante para saber de cuántos wh por ordenador estábamos hablando, un tema del que soy totalmente analfabeta digital, aunque ahora ya no tanto.
Una vez eso, decidir cuáles llevaba, ya que no entraban todos en las 2 maletas. Finalmente decidí arriesgarme y llevar solo 7 (los 4 restantes irán a otro proyecto de la SMOM progetti sviluppo odontoiatrici sanitari internazionali en República Centroafricana).
Una vez todo embalado, y en proceso de comenzar el viaje, nos quedaba: ¿el último obstáculo? Llegar, y pasar controles y aduanas. Tengo varias anécdotas al respecto sobre esto, pero no las mencionaré por ahora.
En resumen: Aquí lo tienen en las imágenes: mis estudiantes trabajando con los ordenadores que llegaron sanos y salvos, como el resto de las donaciones.
Les comparto una imagen donde pueden ver a los estudiantes utilizando los ordenadores en el aula de clase.
Aprovecho para agradecer a todos y cada uno de los que del minuto uno colaboraron para las donaciones: Juan Manuel Aragoneses, Noel Llanes Barredo, Francisco Galán Blázquez, Enrique García, Claudia Giraldo, , Ana Oliveros, Javier Rodríguez Gaitán, Cristina Ricco, Montse Sánchez Escalera, y José Antonio Blanco, presidente de la Fundación de la Universidad Alfonso X El Sabio que donó 6 de los ordenadores.
Sin dudas esta pequeña y gran ayuda cambia y mejora rotundamente la situación del acceso de los estudiantes al mundo actual y son fundamentales para poder terminar sus trabajo y estudios.
Hasta la próxima crónica.