Desde el otro lado

Los ahorros de Negro

Cuando en República Dominicana ocurre el ajusticiamiento del dictador  Rafael L. Trujillo en 1961, el hermano menor del dictador Héctor Bienvenido Trujillo (Negro), quien había sido presidente de la República dentro del régimen, desde el 16 de agosto de 1952 hasta el 3 de agosto de 1960 –en una cesión simbólica del poder-,  al enterarse del acontecimiento sale de su residencia hacia su casa campestre ubicada en los terrenos del hoy Parque Mirador del Sur.

Era una actitud extraña, en vez de ir de inmediato al Palacio Nacional salió hacia esa localidad, sin nadie explicarse su ausencia en los primeros momentos de descubierto el hecho.

A Negro definido por Robert D. Crassweller en su obra “The life and times of a Caribbean dictator” como “un tipo sin personalidad”, nunca se le había visto ir a una entidad bancaria, ni hacer una transacción financiera, ya que siempre se manejaba con dinero en efectivo y sus dádivas las daba en pequeños sobres manilas.

Héctor Bienvenido Trujillo (Negro)
Héctor Bienvenido Trujillo (Negro)

En la confusión del destino de la dictadura al ser ajusticiado su titular, Negro preocupado necesitaba urgentemente tener  a mano su cuantiosa fortuna, la cual estaba en efectivo, guardada  en múltiples fundas de papel colocadas en cajas de zapatos dentro de un closet en su estancia.

Era tal la cantidad, que se vio abrumado por la imposibilidad de contar tanto dinero, por lo que tuvo que mandar a buscar tres cajeros del Banco de Reservas para que le contaran la cantidad: unos trece millones de pesos. Una escena surrealista.

Una vez determinada la suma la embaló  en unos pequeños sacos blancos donde los bancos  guardaban los efectivos y se quedó con ellos debajo de su cama para cuando tuviera que salir del país poder llevárselos con él. 

Rafael Leónidas Trujillo Martínez (Ramfis), quien a la muerte de su padre tenía el control militar del país, aunque el presidente titular en ese momento era Joaquín Balaguer, lo sacó del país junto a Petán, el otro hermano del dictador, pero a las pocas semanas de ese temporal exilio forzoso, les permitió regresar.

En la noche del  18 de noviembre de 1961, horas antes de salir definitivamente del país, Ramfis asesinó a los sobrevivientes del ajusticiamiento de Trujillo: Pedro Livio Cedeño, Salvador Estrella Sadhalá, Luis Manuel Cáceres Michel, Huáscar Tejeda y Roberto Pastoriza ret.

Ya todo preparado para la partida de la dinastía Trujillo, el 19 de noviembre   Petán y Negro se aparecieron armados al Palacio Nacional intentando dar un golpe de Estado al presidente Balaguer, quien les amenazó con un desembarco de los infantes de marina norteamericanos.  

Anastasio Somoza, dictador nicaragüense, Negro Trujillo juramentándose como presidente de la República Dominicana  y el dictador dominicano Rafael L. Trujillo. 16 de agosto de 1952.
Anastasio Somoza, dictador nicaragüense, Negro Trujillo juramentándose como presidente de la República Dominicana y el dictador dominicano Rafael L. Trujillo. 16 de agosto de 1952.

Ese mismo día partieron para el exilio, pero a la hora de su salida Negro pidió que le canjearan los trece millones de pesos por dólares en el Banco de Reservas. En vista de que ya había abandonado el país, el presidente Balaguer confiscó ese dinero.

El 4 de enero de 1962, el Consejo de Estado presidido por el mismo Balaguer, mediante la Ley No. 5785, dispone la confiscación y declara bienes nacionales todos los haberes, créditos, acciones y obligaciones que pertenecieron a Rafael L. Trujillo Molina, a sus hijos, esposa, madre y otros familiares.

Una nota curiosa ocurrida relativa a este tipo de ahorros, ocurrida en el año 2012, fue cuando un apreciado amigo que era alto funcionario del gobierno se encontraba padeciendo una enfermedad terminal y fui a visitarlo a su residencia. Al entrar a su habitación me pide que cierre la puerta, que busque debajo de su cama y le pase una caja de zapatos. Cuando se la entrego en ella tenía envuelto en medias mucho dinero en dólares y pesos. Pero eran muchas las cajas.

Cuando me muestra eso, mi reacción inmediata fue recomendarle que tenía que depositarlos en una entidad bancaria. Me dijo que no, que él lo iba a guardar en dos sacos y enterrarlos en su finca de Villa Altagracia.

Esa fue la última vez que hablé con él, no supe que pasó con ese dinero, pero luego me enteré que era ahijado precisamente de Negro Trujillo y parece que asumió ese inusitado método de ahorros como costumbre. Un ejemplo de que la realidad muchas veces supera con creces la fantasía.