Incendios

Apagar una hectárea de monte incendiado cuesta 30.000 euros frente a los 3.000 de invertir en prevención

Investigadores en Ciencias Ambientales alertan de que la prevención de incendios forestales resulta hasta diez veces más barata que la extinción, y reclaman una apuesta decidida por la gestión activa del territorio

Incendio -  Foto de Protección Civil
photo_camera Incendio - Foto de Protección Civil

El coste de extinguir un incendio forestal en una hectárea de monte alcanza los 30.000 euros, mientras que invertir en medidas preventivas apenas supondría 3.000 euros por hectárea, es decir, entre un 1% y un 10% del gasto en extinción. Así lo ha subrayado David Badía, catedrático de Edafología de la Universidad de Zaragoza e investigador del Instituto Universitario de Investigación en Ciencias Ambientales de Aragón (IUCA).

En lo que va de año, los incendios forestales han calcinado 375.000 hectáreas en España, una superficie equivalente al doble del Pirineo de Huesca, según los datos del programa europeo Copernicus. Para Badía, se trata de “la causa más importante de destrucción del medio natural” en nuestro país, agravada por el abandono rural y la falta de gestión activa de los montes.

El investigador recuerda la conocida regla del 30-30-30 —temperaturas por encima de 30 ºC, humedades inferiores al 30% y vientos de más de 30 km/h— como condición ideal para la propagación de grandes incendios. La combinación de la reciente ola de calor y una primavera muy lluviosa ha generado un exceso de biomasa seca e inflamable, convertida en un combustible difícil de controlar.

La paradoja de la extinción

Badía advierte de que una excesiva dependencia de los operativos de extinción genera la llamada “paradoja de la extinción”: cuanto más eficaces son los equipos en salvar momentáneamente al bosque, más combustible se acumula para incendios futuros. De ahí que insista en equilibrar la inversión entre servicios de extinción y gestión forestal preventiva, bajo la máxima de que “los incendios se apagan en invierno”.

Actualmente, solo el 20% de los fuegos tienen origen natural, mientras que el 80% restante se debe a negligencias, accidentes o acciones intencionadas. En este sentido, los expertos reclaman concienciación social y un mayor reconocimiento al papel del mundo rural como aliado en la prevención.

Proyectos que funcionan

En España ya existen iniciativas de éxito que combinan la reducción del riesgo de incendios con la dinamización del medio rural. Entre ellas destacan:

  • ‘Ramats de foc’ en Cataluña, que utiliza el pastoreo como cortafuegos y comercializa carne y lácteos con un sello vinculado a la prevención.

  • ‘Mosaico Extremadura’, impulsado por la Junta y la Universidad de Extremadura, que integra agricultura, ganadería y bosques productivos.

  • La red andaluza RAPCA, que emplea rebaños para limpiar zonas de alto riesgo.

  • Proyectos de biomasa y pellet en municipios como Serra (Valencia).

  • Iniciativas sociales como ‘Apadrina un olivo’ en Oliete (Teruel).

Más allá de las cenizas

Además del coste económico, Badía recuerda que los incendios implican una pérdida ecológica enorme: emisión de CO₂ a la atmósfera, volatilización de nutrientes, erosión de suelos y desertificación. Aunque la vegetación mediterránea tiene cierta capacidad de regeneración natural, la degradación del suelo puede convertir el daño en irreversible a escala humana.

Por ello, el investigador concluye que “mantener la salud del suelo es esencial no solo para la recuperación tras los incendios, sino también para frenar la desertificación y garantizar ecosistemas resilientes”.