La Vuelta Ciclista a España debía culminar en Madrid como una fiesta deportiva e imagen de proyección internacional. Sin embargo, la última etapa terminó convertida en un campo de batalla político y social: protestas propalestinas que paralizaron la carrera y una veintena de agentes heridos.
Las protestas por Gaza que interrumpieron la carrera
La suspensión se produjo por las intensas protestas en apoyo a Palestina que se vivieron en varias etapas, con especial tensión en Bilbao y Madrid. Las movilizaciones derivaron en choques con las fuerzas de seguridad y la paralización de la caravana ciclista en distintos puntos.
El delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín, defendió que la protesta tuvo un “carácter pacífico” y calificó de “extraordinario” el dispositivo desplegado, aunque reconoció que más de veinte agentes resultaron heridos leves.
La dura crítica de JUCIL: “grave irresponsabilidad” del Gobierno
La asociación mayoritaria de la Guardia Civil, JUCIL, fue contundente en un comunicado: acusa al Gobierno de “alentar concentraciones y protestas que pusieron en riesgo la integridad física de ciclistas, organizadores, seguidores y agentes”.
La organización calificó de “grave irresponsabilidad” la actitud del Ejecutivo y señaló directamente al presidente Pedro Sánchez y al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. JUCIL reprocha que el Ejecutivo justificara los incidentes como “fruto de una manifestación social” sin atender en primer término a los agentes heridos.
La asociación exige explicaciones sobre el diseño del operativo de seguridad, en especial en la etapa final en Madrid, y advierte que, si no las recibe, pedirá la dimisión del presidente del Gobierno, del ministro del Interior y del delegado del Gobierno en la capital.
Acusaciones cruzadas entre Ayuso y el delegado del Gobierno
La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, comparó la imagen de Madrid durante las protestas con la de “Sarajevo en guerra”, responsabilizando al Ejecutivo central de haber permitido que la capital viviera una jornada de caos.
Francisco Martín replicó que no se puede “señalar que alguien alienta nada sin mirarse al espejo”, en referencia a la retórica incendiaria de algunos dirigentes regionales.
Una tormenta política con proyección internacional
Lo que debía ser un escaparate deportivo se ha transformado en un caso que mezcla gasto público, protestas internacionales y crisis de seguridad. El eco mediático ha trascendido fronteras, empañando la imagen de Madrid como ciudad anfitriona de grandes eventos.
A partir de ahora, el foco estará en si las administraciones dan explicaciones claras sobre el destino de los fondos públicos, si los organizadores de La Vuelta reclaman compensaciones y si el Ejecutivo logra recomponer su imagen en materia de seguridad tras las críticas de las propias fuerzas de seguridad.