Mercè Botella: “En lugar de tener la tecnología al servicio de la vida, estamos poniendo la vida al servicio de la tecnología”

La cofundadora de la cooperativa Somos Conexión defiende un modelo de consumo tecnológico consciente y responsable. Desde su experiencia, alerta del impacto que el uso precoz del móvil tiene en la infancia y propone una nueva alfabetización digital basada en la presencia y el acompañamiento.

Mercè Botella
photo_camera Mercè Botella

En un tiempo en que casi todo pasa por una pantalla, Mercè Botella invita a detenerse. Cofundadora de la cooperativa Somos Conexión, defiende que la ciudadanía debe recuperar el control sobre un ámbito que se ha vuelto esencial: la conexión a Internet y la telefonía. Su voz suena calmada, pero sus palabras son firmes: “Nos dimos cuenta de que este sector está completamente en manos de grandes multinacionales, y que las personas que consumimos somos más producto que clientes”.

Con esa convicción, un grupo de ciudadanos decidió organizarse. Así nació Somos Conexión, una cooperativa que ofrece servicios de telefonía e Internet en todo el territorio español, pero que, además de conectar personas, busca reconectar conciencias.

“Sin conocimiento sobre cómo funciona la tecnología, somos vulnerables”

¿Cómo surge la idea de crear una cooperativa de telecomunicaciones?

Nació del deseo de empoderarnos como consumidores. Entendimos que estábamos usando una tecnología central en nuestras vidas sin apenas saber cómo funcionaba ni qué intereses había detrás. Y eso nos hacía muy vulnerables. Sin acceso a Internet, hoy no podemos ejercer derechos básicos: comunicarnos, aprender, informarnos o cumplir con obligaciones ciudadanas.

Desde esa conciencia, decidimos crear una alternativa. Hoy somos cerca de 14.500 usuarios y gestionamos unos 28.000 contratos activos. Ofrecemos los mismos servicios que cualquier otra operadora, pero con una diferencia fundamental: los beneficios se reinvierten en proyectos de impacto social, no en dividendos.

“Cada clic que hacemos genera datos de enorme valor; somos más productores que clientes”

¿Qué les diferencia de las grandes operadoras del mercado?

Nuestro servicio es similar en calidad y precio, pero el modelo es radicalmente distinto. No somos una operadora “low cost”, sino una cooperativa con precios de mercado y con un propósito transformador. Creemos que el sector tecnológico no puede estar ajeno a la ética ni al bien común.

Con los beneficios, impulsamos proyectos como Crecer en un mundo de pantallas, que acompaña a las familias en el uso consciente de la tecnología. Porque el problema no es solo técnico, sino cultural. Estamos entregando nuestra atención, nuestra intimidad y nuestro tiempo a empresas que viven de convertir esa información en negocio. Cada clic, cada movimiento, cada búsqueda, tiene un valor económico. Y quienes lo controlan, controlan buena parte de la economía y la política del mundo.

¿Cuándo empezaron a preocuparse por el impacto de la tecnología en los niños?

Nos dimos cuenta de que los niños y adolescentes estaban incorporando el móvil cada vez antes. Hoy, al entrar en el instituto, a los doce años, se ha normalizado regalar un smartphone con todo tipo de prestaciones. Pero eso es como abrir la puerta del mundo sin acompañarlos. Vivimos en entornos muy complejos, con estímulos agresivos, y los chicos no están preparados para gestionarlos.

Por eso elaboramos una guía que titulamos Guía para familias crueles y malvadas. Nos reímos un poco del papel que nos toca asumir como adultos cuando decimos “todavía no”. La guía explica cómo acompañar el proceso de incorporación del primer móvil: de forma progresiva, con límites claros y, sobre todo, con conciencia.

El autocontrol, que depende del lóbulo frontal del cerebro, no se desarrolla completamente hasta los 15 o 18 años. Por tanto, no podemos delegar en un niño la gestión de una herramienta tan poderosa. La guía se distribuyó en más de 100.000 ejemplares en centros educativos de todo el país y fue muy bien recibida porque muchas familias se sentían solas ante esta situación.

“Después de la pandemia, vimos niños de tres años con dificultades de lenguaje”

Tras la pandemia, ¿qué cambios han observado en la relación de los niños con las pantallas?

El cambio fue enorme. Después del confinamiento, vimos niños y niñas de tres o cuatro años que llegaban a la escuela sin apenas lenguaje o con un desarrollo motor muy limitado. Durante meses habían sido entretenidos con pantallas. También los pediatras empezaron a notar alteraciones en los procesos de desarrollo infantil.

Eso nos llevó a crear una segunda guía, Despantállame, dirigida a familias con hijos de cero a tres años. Su mensaje es muy simple: cualquier tiempo que un niño pasa delante de una pantalla, es tiempo que no dedica a desarrollarse. En esas edades, la pantalla no les aporta nada. No les enseña a hablar, ni a moverse, ni a relacionarse. Solo los mantiene quietos, sobreestimulados y desconectados de su entorno.

La guía propone acompañar desde el embarazo, estar presentes, no vivir permanentemente mediadas por el móvil. Se trata de volver a conectar —literalmente— con la vida.

¿Y qué ocurre cuando el uso del móvil ya se ha convertido en una costumbre en casa?

Muchas familias llegan a nuestros talleres diciendo: “Ya es tarde, mi hijo ya tiene móvil y lo usa todo el día”. Por eso elaboramos una tercera guía, Reto sin móvil, pensada para adolescentes y adultos. Propone un desafío familiar de una o dos semanas sin teléfono, con acompañamiento y propuestas prácticas.

La idea es redescubrir lo que la tecnología nos ha robado sin que lo notáramos: la atención, la conversación, el tiempo compartido. Es un ejercicio para recuperar la presencia y darnos cuenta de cuánto dependemos del móvil para todo —para orientarnos, escuchar música, hacer fotos o simplemente estar—. También para comprender que cada gesto digital deja un rastro: estamos informando constantemente a otros sobre lo que hacemos, dónde estamos, con quién estamos.

“Dar un móvil a un niño de 12 años es como abrirle la puerta del mundo sin acompañarlo”

¿Cuál es, en definitiva, el mensaje que quieren transmitir desde Somos Conexión?

Que la tecnología no es neutra. Es útil, necesaria, incluso maravillosa, pero no puede ocupar el centro de nuestra vida sin reflexión. Si no tomamos conciencia, acabamos viviendo al servicio de las pantallas y de quienes se benefician de nuestra información.

Lo que proponemos desde Somos Conexión es recuperar la soberanía digital, entender el sector, ser consumidores críticos y conscientes. Que la tecnología esté al servicio de la vida, y no al revés.