El 2 de abril de 2025 ya es una fecha histórica en la economía mundial. Ese día, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una orden ejecutiva que marca el inicio de una guerra comercial a gran escala. En un discurso celebrado en los jardines de la Casa Blanca, Trump anunció un arancel general del 10% para todas las importaciones a Estados Unidos, aplicable desde el 5 de abril.
Esto significa que todas las mercancías extranjeras que entren en EE.UU., sin importar el país de origen, tendrán que pagar un impuesto del 10%. La medida, según Trump, busca "proteger la industria nacional", "combatir el desequilibrio comercial" y "garantizar empleos para los estadounidenses". Sin embargo, la inmensa mayoría de expertos y actores económicos coinciden en que el coste real lo pagarán tanto los consumidores estadounidenses como el resto del mundo.
Aranceles recíprocos de hasta el 54% para los "infractores comerciales"
Además del arancel base, Trump ha impuesto tarifas adicionales personalizadas a más de 60 países, bajo el argumento de que han mantenido prácticas comerciales "desleales" o tienen déficits comerciales con EE.UU. que, según su visión, justifican una represalia.
Estas tarifas entrarán en vigor el 9 de abril y son extremadamente elevadas:
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China: 54%
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Vietnam: 46%
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Camboya: 49%
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Unión Europea: 20%
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Japón: 24%
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Tailandia: 36%
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Sudáfrica: 30%
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Taiwán: 32%
Algunos países, como Canadá y México, quedan fuera de estas nuevas medidas porque ya enfrentaban tarifas impuestas anteriormente por Trump. Otros, como Reino Unido, Brasil, Australia o Nueva Zelanda, solo pagarán el arancel base del 10%.
El caso de la Unión Europea y España: un impacto real, aunque limitado
La Unión Europea, en conjunto, enfrentará una penalización del 20% en todas sus exportaciones a Estados Unidos. Esto ha puesto en alerta a los gobiernos europeos, que ya preparan respuestas coordinadas y medidas de apoyo a los sectores más afectados.
España, que exporta productos a EE.UU. por un valor equivalente al 2,3% de su PIB (más de 36.000 millones de euros), se ve impactada, aunque con menor intensidad que otros países de la UE, cuya media de exposición es el doble (4,6% del PIB).
Entre los productos españoles más vulnerables a los aranceles están:
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Aceite de oliva, el producto español más vendido en EE.UU.
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Vino y queso, con exportaciones combinadas por más de 470 millones de euros.
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Industria del automóvil y componentes electrónicos, con presencia significativa en las cadenas de suministro.
Pese al riesgo, expertos como CaixaBank Research calculan que el impacto directo sobre el PIB español será inicialmente de apenas el 0,2%, frente al 0,4% estimado para la media europea.
Reacción inmediata: desplome de los mercados globales
La medida ha provocado un terremoto financiero mundial. En solo dos días, Wall Street ha perdido casi 10 billones de dólares en valor bursátil. El Nasdaq se hundió un 5,97%, el S&P 500 cayó un 4,84% y el Dow Jones, un 3,98%.
En Europa, los principales índices registraron sus peores jornadas en años:
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Milán: -6,53%
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Madrid (IBEX 35): -5,83%
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París (CAC 40): -4,26%
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Fráncfort (DAX): -4,95%
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Londres (FTSE 100): -4,95%, su peor jornada desde la pandemia
El crudo Brent cayó más de un 6% y el WTI más de un 7,5%, regresando a precios de 2021. Incluso la bolsa de Tokio sufrió una caída del 4,25%, arrastrada por las pérdidas en EE.UU.
El mundo responde: preocupación, represalias y propuestas de diálogo
China
China fue el primero en responder. Anunció aranceles del 34% a todos los productos estadounidenses, a partir del 10 de abril, y presentó una demanda ante la Organización Mundial del Comercio (OMC). Pekín considera que las medidas de EE.UU. violan gravemente las normas del comercio internacional.
Unión Europea
Bruselas ha convocado reuniones de emergencia y se prepara para una respuesta “proporcional”, aunque con voluntad de diálogo. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha afirmado:
"Europa no se quedará de brazos cruzados, pero aún hay tiempo para negociar. Estamos preparados para responder".
El comisario de Comercio, Maros Sefcovic, está en contacto directo con Washington y estudia presentar contramedidas si no se alcanza un acuerdo.Otros países
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Japón ha calificado la situación como “crisis nacional” y estudia una respuesta “sin precedentes”.
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Vietnam ha iniciado negociaciones para evitar el arancel del 46%.
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Irlanda ha criticado la “antipatía indisimulada” de Trump hacia la UE.
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California, por su parte, se ha desmarcado de la Casa Blanca ofreciendo acuerdos comerciales propios con países afectados.
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El Kremlin ha descartado que Rusia pueda beneficiarse, pese a no haber sido sancionada, y teme consecuencias económicas indirectas.
Advertencias de organismos y analistas: inflación, recesión y caos comercial
El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ha sido claro:
“Estos aranceles pueden causar inflación persistente y frenar el crecimiento. La magnitud y duración del daño aún es incierta”.
Según el banco JPMorgan, las probabilidades de una recesión global han aumentado al 60%, y organismos como el Centro de Comercio Internacional (ITC) acusan a EE.UU. de usar datos "exagerados" para justificar sus tarifas, inflando cifras arancelarias hasta en un 95%.
El Atlantic Council advierte que estamos ante el nivel arancelario más alto en un siglo, superando incluso el proteccionismo de los años 30.
Trump mantiene el pulso: “Este es el momento para hacerse rico”
Pese al caos financiero y las advertencias, Trump ha insistido en que su política traerá prosperidad:
“Este es un gran momento para hacerse rico, más rico que nunca”, escribió en su red social Truth Social.
Incluso ha invitado a países a negociar los aranceles si están dispuestos a ofrecer “algo fenomenal” a cambio. Puso como ejemplo la venta de TikTok, insinuando que podría usar los aranceles como moneda de cambio en distintos frentes geopolíticos.
¿El inicio de una nueva era económica?
Con esta ofensiva arancelaria, Trump ha alterado radicalmente el orden económico global. Ha ignorado normas multilaterales, ha enfrentado a aliados históricos y ha reactivado un proteccionismo que parecía enterrado. A corto plazo, los efectos son claros y negativos: inflación, caída bursátil, tensiones diplomáticas y temor a la recesión.
A medio y largo plazo, el desenlace dependerá de si estas tarifas se consolidan, si se alcanzan acuerdos negociados o si la comunidad internacional logra establecer un nuevo equilibrio comercial que evite una fragmentación irreversible del sistema global de comercio.
Lo que está claro es que el mundo ya no será el mismo después del 2 de abril de 2025.