España ha disparado su gasto público más que ninguna otra gran economía europea en la primera mitad del año, según los últimos datos publicados por Eurostat. En solo seis meses, el desembolso estatal ha aumentado en más de 20.900 millones de euros, lo que equivale a un crecimiento del 6,1%, muy por encima del 4,5% de la media de la Unión Europea y más del doble que el 2,3% registrado en Francia.
El economista José Ramón Riera advierte que “tenemos un problema de desmadre generalizado en nuestro gasto público”. Y subraya: “Mientras los franceses aumentan su gasto en 19.000 millones de euros, nosotros lo hacemos en 21.000 millones, a pesar de tener una economía mucho más pequeña”.
España se desmarca del rigor presupuestario europeo
El aumento del gasto público español se produce en un contexto de desaceleración económica y con una deuda que ya supera el 103% del PIB. En comparación, Alemania incrementó su gasto un 4,3%, Italia un 3,1% y Francia apenas un 2,3%. Según Eurostat, entre las grandes economías del euro, España lidera el ritmo de crecimiento del gasto, solo superada por Países Bajos (6%) e Irlanda (4,8%).
El gasto español, en proporción a su economía, ya supera al de Francia, lo que sitúa al país en una senda de mayor desequilibrio fiscal justo cuando la UE intenta recuperar el control presupuestario tras años de expansión derivada de la pandemia y las políticas de apoyo energético.
Dónde se concentra el aumento del gasto
Mientras países como Francia o Alemania priorizan la inversión en infraestructuras, defensa o vivienda, buena parte del incremento español se destina a gasto corriente y estructura administrativa. “No gastamos en infraestructuras ni en vivienda, lo hacemos en asesores, estructuras duplicadas y chiringuitos políticos”, critica Riera, que lamenta que los recursos “se desvían de los sectores productivos hacia el clientelismo político”.
El economista sostiene que el problema no es solo de cantidad, sino de calidad del gasto: “El dinero desaparece de los entornos en que debería estar y se usa para alimentar una maquinaria política que no genera valor”.
El riesgo fiscal: más déficit y menos margen financiero
Los expertos alertan de que, de continuar este ritmo, España podría perder capacidad de financiación para sostener sus compromisos presupuestarios. “Podemos llegar a una situación terrible, en la que no tengamos la capacidad de financiarnos para pagar nuestro propio gasto”, advierte Riera.
El aumento del gasto contrasta con la moderación fiscal que Bruselas exige a los Estados miembros de cara a 2026, cuando volverán a aplicarse plenamente las reglas del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, que fijan límites de déficit y deuda.
Para algunos analistas, el incremento actual puede comprometer los objetivos fiscales del Gobierno y dejar a España sin margen ante futuras crisis.