La Unión Europea ha encendido las alarmas sobre la sostenibilidad del sistema de pensiones español. En su Informe de Envejecimiento 2024, la Comisión Europea sitúa a España como el país de la UE donde más aumentará el gasto en pensiones en las próximas décadas: 3,3 puntos más del PIB en 2050 y 5 puntos más en 2070. Sin embargo, el analista económico José Ramón Riera advierte de que estas previsiones “se quedan cortas” y que el problema real es mucho más grave.
Un gasto creciente y una base demográfica insuficiente
Riera señala que el desequilibrio entre cotizantes y pensionistas “se agrava cada año”, dificultando el sostenimiento del sistema. “Cada vez hay menos trabajadores por cada pensionista, y eso hace imposible mantener el equilibrio mínimo de dos cotizantes por cada jubilado”, explica.
La AIReF (Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal) calcula que el gasto en pensiones podría alcanzar un 7 % del PIB en déficit estructural y elevar la deuda pública al 129 % en 2050, lo que supondría un escenario límite para la economía española.
En su análisis, Riera recuerda que en 2007 el gasto en pensiones equivalía al 10,5 % del PIB, cifra que subió al 12,5 % en 2018 y al 14,5 % en 2024. “En solo seis años hemos subido dos puntos del PIB en gasto, ¿cómo van a decir que solo subirá tres puntos en los próximos 26? Eso es imposible”, subraya.
Dependencia del Estado y riesgo de colapso financiero
El déficit estructural de la Seguridad Social obliga a inyectar miles de millones desde los Presupuestos Generales del Estado. En 2024, las transferencias alcanzaron los 40.000 millones de euros, un parche que, según Riera, solo “aplaza el problema”.
“La realidad es que la Seguridad Social vive de las transferencias del Estado, y el Estado lo financia con más deuda o más impuestos. Así no se sostiene”, asegura el economista.
El problema, según los expertos, no solo es económico, sino también político. “Nadie quiere hablar de las pensiones porque no da votos, pero el día que el gasto supere el 15 % del PIB, tendremos un problema real de sostenibilidad”, advierte Riera, quien insiste en la necesidad de una reforma profunda y urgente del sistema.
“O bajamos el gasto político o esto se hará insostenible”
Riera no duda en señalar uno de los caminos que, a su juicio, podrían aliviar la situación: la reducción del gasto público superfluo. “Solo hay una manera de salvar las pensiones: bajar el gasto político. Que paguen primero los políticos antes de que lo hagamos los ciudadanos”, sentencia.
La advertencia del analista se suma a la de Bruselas, que en sus informes recientes muestra creciente preocupación por la evolución de las cuentas españolas. Según la Comisión, el envejecimiento de la población, la baja productividad y el incremento de las pensiones contributivas tensionarán aún más el sistema en los próximos años.
Riera concluye con un mensaje contundente: “Tenemos un problema estructural muy grave. Si no se actúa pronto, el colapso será inevitable. No me critiquen por decirlo, critiquen a quienes no hacen nada”.