La reciente reestructuración del Instituto Nacional de Estadística (INE) ha encendido el debate político y económico en España. El Gobierno ha cesado a 16 de los 22 directivos del organismo y ha aprobado la creación de una nueva estructura interna para el cálculo del Producto Interior Bruto, incorporando cinco nuevos altos cargos que dependerán directamente del Ministerio de Economía. Esta remodelación llega tras la aprobación, el 31 de octubre, de los nuevos estatutos del INE en Consejo de Ministros.
Según fuentes del Ejecutivo, el objetivo es “modernizar y reorganizar el funcionamiento interno”. Sin embargo, voces críticas advierten que esta maniobra podría poner en riesgo la independencia técnica del órgano encargado de elaborar los indicadores macroeconómicos del país.
Uno de los cambios más señalados es el nombramiento del nuevo director general de Contabilidad Nacional, perfil estrechamente vinculado laboralmente con el actual ministro de Economía. Será el encargado de supervisar el cálculo del PIB, una tarea que hasta ahora recaía exclusivamente en equipos técnicos del INE.
Cinco nuevos altos cargos para el cálculo del PIB
El plan contempla la incorporación de cinco directivos destinados exclusivamente a la elaboración de las cuentas nacionales. La medida supondrá que la nueva dirección de Contabilidad Nacional quede conectada de forma directa con el Ministerio de Economía, reduciendo el peso del INE en el proceso de cálculo y publicación de los datos.
Críticos con la reforma denuncian que la creación de este “núcleo paralelo” podría permitir al Gobierno influir en parte de los indicadores que reflejan el crecimiento económico, déficit o tasa de riqueza.
Críticas y advertencias sobre la independencia estadística
El economista José Ramón Riera ha afirmado que “esto es un asalto en toda regla al Instituto Nacional de Estadística”, advirtiendo de que la reestructuración podría “poner en manos del Gobierno la capacidad de fijar el relato económico del país”. Riera sostiene que la credibilidad del sistema estadístico se vería comprometida si el cálculo del PIB deja de depender del INE como órgano autónomo.
En declaraciones públicas, alertó de las consecuencias institucionales y europeas del movimiento: “Si el Gobierno controla los datos, controla el relato; y si controla el relato, controla la realidad económica que perciben los ciudadanos”. También pidió una intervención de organismos europeos para garantizar neutralidad metodológica.
Un cambio sin precedentes recientes
La modificación estructural del organismo llega después de dos renovaciones estatutarias en apenas tres años. Organizaciones económicas, analistas e incluso exmiembros del propio INE recuerdan que la independencia estadística es un pilar exigido por Eurostat y esencial para asegurar la comparabilidad de los datos con el resto de la Unión Europea.
El Gobierno no ha informado públicamente si esta reforma afectará a la metodología utilizada ni cómo se garantizará la transparencia y trazabilidad de los indicadores económicos a partir de ahora.