Salarios

De la paridad a la brecha: la evolución salarial en España e Irlanda

En los años noventa, ambos países tenían sueldos similares; hoy, Irlanda supera en más del 60 % el salario medio español gracias a un modelo económico de alto valor añadido.
Billetes de euro - Foto de 123RF/vaksmanvm101
photo_camera Billetes de euro - Foto de 123RF/vaksmanvm101

A comienzos de la década de 1990, España e Irlanda partían de una situación salarial muy similar. La remuneración media real en España rondaba los 29.600 euros al año y en Irlanda los 34.000 euros. Treinta años después los caminos de ambos países se separaron: España apenas ha logrado aumentar su salario medio real, mientras que Irlanda lo ha elevado por encima de los 55.000 euros. Este reportaje analiza las causas de esa brecha, las políticas adoptadas por cada país y las consecuencias sociales de la evolución salarial.

España: estancamiento salarial pese a sucesivas reformas

  • La remuneración media real en España ha variado muy poco en tres décadas. En 1993 rondaba los 29.600 euros, y en 2023 se situaba en unos 30.600 euros, un incremento neto inferior al 4 %. La evolución fue errática: ligeros avances en los noventa, caídas en la primera década de los 2000 y repuntes temporales en 2009 y 2021 que no lograron consolidarse.
  • Otras economías de la UE‑15 experimentaron avances muy superiores. Irlanda, Suecia o Luxemburgo han visto crecer sus salarios medios reales más de un 40 % en el mismo periodo.
  • El salario nominal español ha crecido en la última década gracias al aumento del salario mínimo, que pasó de 735 euros mensuales en 2018 a 1.134 euros en 2025 (14 pagas), pero la inflación ha neutralizado gran parte de ese avance real.

Distribución salarial desigual

La Encuesta Anual de Estructura Salarial del INE muestra que en 2023 el salario medio bruto por trabajador fue de unos 28.050 euros al año, pero el salario modal, es decir, el más frecuente, fue de apenas 15.575 euros. La mediana salarial se situó en torno a 23.350 euros. Uno de cada cuatro asalariados cobró entre 14.000 y 20.000 euros anuales en 2023, lo que evidencia que los datos medios esconden una alta concentración de trabajadores en rangos bajos.

Las actividades con salarios más altos fueron el suministro de energía eléctrica y las finanzas, con sueldos medios superiores a 50.000 euros. En el extremo opuesto se encuentran la hostelería y otros servicios, con salarios medios de 17.000 a 20.000 euros anuales, muy por debajo de la media nacional. Esta disparidad evidencia la dependencia de España de sectores de bajo valor añadido.

Problemas estructurales del mercado laboral español

Modelo productivo basado en servicios de bajo valor

El turismo aportó alrededor del 13 % del PIB en 2024 y generó unos tres millones de empleos. La hostelería concentra el 40 % de las empresas turísticas y el 60 % del empleo del sector. Este modelo impulsa empleo intensivo pero salarios bajos.

Baja productividad y temporalidad

La productividad laboral española se mantiene muy por debajo de la media europea y ha mostrado una evolución contracíclica: crece en recesiones y se estanca en expansiones. El mercado laboral se caracteriza por un alto porcentaje de contratos temporales y rotación, lo que reduce la inversión en capital humano y deprime los salarios.

Elevada tasa de desempleo estructural

La tasa de paro rondaba el 10 % en 2025, casi el doble del nivel irlandés. El desempleo persistente ejerce presión a la baja sobre los salarios.

Irlanda: del campo al núcleo tecnológico de Europa

Irlanda abandonó en los años ochenta su economía proteccionista para abrazar un modelo abierto y orientado a las exportaciones. Varios factores explican su éxito:

Atractivo fiscal

El país ofrece un tipo impositivo de sociedades del 12,5 %, uno de los más competitivos de Europa, y mantiene más de 70 tratados fiscales bilaterales.

Política activa de captación de inversión

El gobierno creó agencias como IDA Ireland para atraer a multinacionales de tecnología, farmacéuticas y servicios financieros. La proporción de trabajadores en el sector servicios avanzados pasó del 45 % en 1973 al 77 % en 2022.

Educación y capital humano

La inversión en educación técnica y el dominio del inglés facilitaron la llegada de empresas internacionales. El país también aprovechó transferencias netas de fondos europeos para modernizar infraestructuras y fomentar la innovación.

Tres décadas de divergencia salarial: España frente a Irlanda - EDdM

Evolución salarial irlandesa

El salario medio real irlandés creció de unos 34.000 euros en 1994 a más de 55.000 euros en 2024, un aumento superior al 60 %. La remuneración por hora figura entre las más altas de la Unión Europea, con cerca de 20 euros de salario bruto mediano por hora en 2022. Además, el salario mínimo nacional superaba los 1.500 euros mensuales en 2025, situando a Irlanda en el grupo de países con salarios mínimos más altos de la UE.

Factores que explican la brecha salarial

  • Modelo productivo: España sigue centrada en servicios de bajo valor y turismo; Irlanda se ha especializado en sectores de alto valor como tecnología y farmacéuticas.
  • Política fiscal: España tiene un tipo de sociedades más alto y complejo; Irlanda mantiene un impuesto del 12,5 % y una red de tratados que atrae inversión.
  • Productividad: La productividad española está muy por debajo de la media europea debido a escasa inversión en innovación y alta temporalidad; Irlanda destaca por su productividad impulsada por I+D y talento internacional.
  • c: España presenta una alta tasa de paro y dualidad contractual; Irlanda roza el pleno empleo con paro en torno al 4 %.
  • Salario mínimo: España se sitúa en el grupo de 1.000‑1.500 euros mensuales, mientras que Irlanda supera los 1.500 euros mensuales.

Consecuencias sociales y perspectivas

El estancamiento salarial español se traduce en pérdida de poder adquisitivo y mayor desigualdad. La diferencia entre salario medio y modal muestra que los aumentos se concentran en una minoría de trabajadores cualificados. Esto empuja a muchos jóvenes españoles a emigrar. En Irlanda, aunque las remuneraciones son altas, la economía depende de unos pocos sectores dominados por multinacionales, con el riesgo añadido de un cambio en las normas fiscales internacionales.

De la paridad a la brecha

España e Irlanda partían de un nivel salarial similar a principios de los años noventa, pero sus trayectorias económicas divergieron. España se ha quedado anclada en un modelo de bajo valor añadido, con productividad estancada y altos niveles de desempleo. Irlanda apostó por un entorno empresarial favorable, redujo el impuesto de sociedades, invirtió en educación y captó inversión extranjera en sectores estratégicos, logrando un fuerte aumento de los salarios. Para reducir la brecha, España debe reorientar su economía hacia sectores de mayor valor, mejorar la productividad a través de la inversión en formación y tecnología, y reformar su mercado laboral para reducir la temporalidad. Solo así podrá aspirar a que los salarios reales de sus trabajadores se acerquen a la media europea.