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La economía española modera su crecimiento en 2025 por el impacto del proteccionismo y la incertidumbre internacional

Las previsiones de Funcas anticipan un avance del 2,3 % este año y del 1,6 % en 2026, con una inflación controlada y un mercado laboral que sigue creando empleo

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España afronta 2025 con una economía que continúa creciendo por encima de la media europea, aunque a un ritmo más moderado que en años anteriores. Así lo confirma el último informe de Funcas, que estima un crecimiento del 2,3 % para 2025 y del 1,6 % para 2026, cifras revisadas a la baja respecto a las previsiones de enero. La economía nacional sigue mostrando fortaleza gracias al consumo interno y la construcción, aunque se ve lastrada por las tensiones del comercio internacional y los aranceles impuestos por Estados Unidos.

El consumo de los hogares y el gasto público serán los principales motores del crecimiento, mientras que la inversión en bienes de equipo y las exportaciones, especialmente de bienes, se verán afectadas por la escalada proteccionista impulsada por la Administración estadounidense. Pese a estos desafíos, Funcas prevé que España mantenga un superávit por cuenta corriente del 2,8 % del PIB en 2025, aunque inferior al récord de 2024.

En el mercado laboral, se espera la creación de 360.000 empleos netos anuales durante el bienio 2025-2026, lo que permitirá reducir la tasa de paro al 10 % en 2026, el nivel más bajo desde 2008. La inflación, por su parte, se moderará hasta el 2,3 % en 2025 y el 1,9 % en 2026, gracias a la apreciación del euro y la caída de los precios energéticos.

Sin embargo, la incertidumbre sigue siendo elevada. El informe advierte que si persisten las tensiones comerciales y la inestabilidad en los mercados financieros, el crecimiento podría frenarse aún más, hasta el 2 % en 2025 y el 1,4 % en 2026, con riesgo de contracción en algunos trimestres.

Funcas también destaca la fragilidad fiscal, con un déficit público que se mantendrá en el entorno del 2,9 % del PIB, y una deuda pública cercana al 100 %, lo que deja poco margen de maniobra ante futuros shocks.

En definitiva, el informe apunta a un crecimiento sostenido pero vulnerable, que dependerá en gran medida de la evolución del comercio internacional y de la capacidad de las políticas económicas para adaptarse a un contexto global cada vez más incierto.