El desfase entre los datos del INE sobre inversión y la realidad económica

Las estadísticas oficiales muestran un crecimiento real de la inversión superior al nominal pese a la inflación, un desfase que cuestiona la credibilidad de los datos del INE.

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La economía española atraviesa un momento en el que las estadísticas oficiales transmiten un relato de estabilidad que no siempre coincide con la realidad productiva. La Formación Bruta de Capital (FBC) —el indicador que mide la inversión en maquinaria, infraestructuras y bienes de equipo— es un buen ejemplo. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la inversión creció un 6,5% en términos reales entre finales de 2023 y mediados de 2025, mientras que en términos nominales apenas avanzó un 4,5%.

El desfase resulta llamativo: con una inflación acumulada cercana al 5%, lo esperable sería que el crecimiento real fuese menor que el nominal, no al revés. La paradoja ha encendido las alarmas de economistas independientes, que advierten de una “distorsión estadística” que erosiona la confianza en los indicadores oficiales.

¿Cifras imposibles?

En el segundo trimestre de 2025, la inversión nominal —a precios corrientes— cayó un 0,1%, pero, descontando la inflación del periodo (1,4%), el INE la transformó en un avance del 2,1% real. “Matemáticamente no cuadra: si el dato nominal baja y hay inflación positiva, el real debería caer más, no subir”, denuncia el economista José Ramón Riera en su canal Si el gobierno lo permite.

La crítica no es aislada. Expertos de Funcas y Fedea señalan que la metodología de deflactores aplicada por el INE podría estar sobreestimando el crecimiento real. “Si este sesgo se repite trimestre a trimestre, se construye un espejismo de inversión que no refleja la situación real del tejido productivo”, explica un investigador de Funcas.

Qué dicen las cifras oficiales

El INE sostiene que la Formación Bruta de Capital Fijo alcanzó los 83.890 millones de euros en el segundo trimestre de 2025, frente a los 78.711 millones de un año antes. El dato supone un incremento interanual del 3,3 % y encadena cuatro trimestres en positivo.

El Banco de España, en su último boletín económico, también detecta una “cierta recuperación” de la inversión, aunque advierte de su volatilidad y de la fuerte dependencia del gasto público. Por su parte, BBVA Research atribuye parte del repunte de finales de 2024 al impacto coyuntural de fenómenos como la DANA, que obligaron a acelerar inversiones en infraestructuras y reconstrucción.

España frente a Europa

Los datos de Eurostat ayudan a poner el fenómeno en contexto. Entre 2023 y 2025, la inversión en la zona euro creció en torno a un 6% nominal, con un avance real del 2,5% tras descontar la inflación. Países como Italia o Portugal muestran evoluciones más coherentes: el crecimiento real es inferior al nominal, como cabría esperar en un entorno inflacionario.

En España, en cambio, la situación es inversa: el crecimiento real supera al nominal, lo que alimenta las sospechas de una sobreestimación metodológica.

Inversión pública al alza, privada estancada

Más allá del debate estadístico, el patrón de fondo preocupa:

  • La inversión pública creció un 40% entre 2019 y 2024, impulsada por los fondos europeos del programa Next Generation EU.
  • La inversión privada, en cambio, se mantiene todavía un 3,5% por debajo de los niveles prepandemia, según datos recopilados por El País.

Esto significa que el dinamismo inversor descansa más en las administraciones que en el tejido empresarial. “El problema es que la inversión productiva privada es la que realmente impulsa la competitividad, la innovación y el empleo estable. Sin ella, los avances en las cifras oficiales tienen pies de barro”, advierte Ángel de la Fuente, director de Fedea.

Un espejismo con efectos reales

La discrepancia estadística no es un mero debate técnico. Tiene consecuencias:

  • Pérdida de confianza en los datos económicos, tanto por parte de empresas como de instituciones internacionales.
  • Decisiones de inversión erróneas, si los indicadores no reflejan fielmente la realidad del mercado.
  • Riesgo reputacional frente a Bruselas: ya ocurrió con Grecia en 2010, cuando las estadísticas maquilladas desencadenaron una intervención larga y costosa.

Las estadísticas deben basarse en la realidad

España se enfrenta a un dilema: las estadísticas oficiales muestran una inversión que crece con solidez, mientras que la realidad empresarial evidencia debilidad y estancamiento. La diferencia entre relato y realidad no solo mina la confianza de ciudadanos y empresas, sino que compromete la credibilidad internacional del país.

La transparencia estadística no es un lujo técnico, sino una condición indispensable para la estabilidad económica y política. Y en este terreno, el espejismo de la inversión española exige una explicación urgente.

Preguntas clave sobre la inversión en España

¿Qué es la Formación Bruta de Capital (FBC)?

Es el indicador que mide la inversión en activos fijos —maquinaria, equipos, infraestructuras— que permiten aumentar la capacidad productiva de un país.

¿Por qué difieren los datos nominales y reales?

El INE aplica deflactores para descontar el efecto de la inflación. Si el método no se ajusta correctamente, el crecimiento real puede aparecer sobredimensionado.

¿Qué impacto tiene en ciudadanos y empresas?

Si la inversión real no avanza, la economía crece menos de lo que reflejan los datos oficiales. Esto se traduce en menos empleo, menor innovación y una competitividad estancada.