La cuenta atrás para el regreso de la Fórmula 1 a Madrid ya ha comenzado. A partir de 2026, la capital será sede del Gran Premio de España, que se celebrará en un circuito semiurbano entre IFEMA y Valdebebas, y que, según los promotores del proyecto y el Gobierno regional, dejará 450 millones de euros anuales en impacto económico y más de 8.200 empleos directos, con un contrato asegurado hasta 2035.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, presentó los detalles junto al alcalde de la ciudad, José Luis Martínez-Almeida, y el CEO de la Fórmula 1, Stefano Domenicali, en un acto celebrado en IFEMA. Ayuso calificó la cita como “una oportunidad descomunal” para la región, que entrará así en el “selecto club de los 23” circuitos del calendario mundial. Según los cálculos oficiales, el impacto global se estima en 4.500 millones de euros en diez años, con una previsión de asistencia de hasta 140.000 personas al año y una audiencia acumulada de más de 1.500 millones de espectadores en todo el mundo.
Inversión privada y un modelo inspirado en Miami
A diferencia de proyectos anteriores fallidos en España, como el de Valencia, los responsables insisten en que la financiación será completamente privada, liderada por IFEMA y grandes socios internacionales. El circuito, bautizado como MadRing, se inspira en modelos de éxito como Miami o Las Vegas, con una fuerte apuesta por la experiencia VIP, el espectáculo extradeportivo y un fuerte componente mediático.
La inversión inicial se calcula en unos 100 millones de euros, destinados tanto al diseño del trazado como a la mejora de infraestructuras en el entorno del recinto ferial, incluyendo la construcción de un paddock cubierto. El canon anual a pagar a la FIA se estima en 48 millones, el doble que en Montmeló, lo que convierte a Madrid en una de las sedes más costosas del campeonato.
Un escaparate mundial... y un interrogante financiero
Desde el punto de vista institucional, el evento se presenta como un elemento clave en la estrategia de posicionamiento internacional de Madrid. “Nos seguirán más de 70 millones de personas por televisión y 50 millones más en redes sociales”, aseguró Ayuso, quien también destacó que el 77% de los asistentes previstos procederán del extranjero, con un gasto medio por turista superior a los 1.600 euros.
No obstante, varios estudios académicos y análisis independientes siembran dudas sobre la rentabilidad real de estos eventos. Un informe de 2019 sobre el impacto de la Fórmula 1 en Europa, basado en datos del Eurostat y publicado en medios especializados, concluye que ninguna sede europea obtuvo beneficios netos tras aplicar un análisis coste-beneficio completo. Las causas apuntadas van desde la caída del turismo habitual durante las fechas del evento hasta los elevados costes de oportunidad, pasando por el hecho de que gran parte del retorno económico se basa en proyecciones y no en resultados comprobados.
Además, ejemplos recientes como el de Las Vegas alertan sobre los efectos negativos del cierre urbano, la afluencia limitada por precios desorbitados –con entradas que superan los 1.000 euros– y la fuga de residentes tras los primeros años de celebración del GP.
Competencia directa con Montmeló y una posible alternancia
Madrid tendrá que competir directamente con Barcelona, sede del GP de España desde 1991. Aunque en 2026 ambas ciudades compartirán el calendario, el CEO de la F1 ya ha advertido de que no ve viable mantener dos carreras en un mismo país. Esto coloca al Circuit de Barcelona-Catalunya en una situación de incertidumbre, a pesar de que su trazado es valorado por pilotos y equipos como uno de los más completos y útiles para las pruebas de pretemporada.
Una posible solución pasaría por alternar la sede cada año entre ambas ciudades, pero esto contradice la estrategia económica de Madrid, basada precisamente en el crecimiento acumulado de espectadores a lo largo de los diez años de contrato.
La Fórmula 1 como símbolo de ciudad global
Con todo, tanto Ayuso como Almeida subrayan el papel del Gran Premio como símbolo de modernidad, dinamismo y proyección internacional. “No aspiramos solo a tener un GP, sino a tener el mejor Gran Premio de Fórmula 1 del mundo”, aseguró el alcalde madrileño durante el evento de presentación, apelando al potencial de la capital como “la mejor ciudad posible para acoger un evento global de este calibre”.
Los próximos pasos pasan ahora por culminar la construcción del circuito, lograr la homologación definitiva de la FIA y comenzar la fase operativa que permita a Madrid, por primera vez desde 1981, ser el centro del automovilismo mundial.
Si el éxito prometido se confirma o no, solo lo dirá el tiempo. Lo que sí es cierto es que, a partir de 2026, Madrid vivirá al ritmo del rugido de los motores.