Madrid ha alcanzado en 2025 un nuevo hito cultural y económico al consolidarse como la capital europea de la música en vivo, superando los 3 millones de asistentes a conciertos y festivales y generando un impacto económico estimado de más de 250 millones de euros. La ciudad se sitúa así a la cabeza del circuito internacional del directo, por encima de capitales como París, Berlín o Londres.
El auge del turismo musical ha sido clave para alcanzar estas cifras. La ocupación hotelera ha aumentado significativamente, al igual que el gasto medio por visitante, reforzando a Madrid como un auténtico hub musical en el sur de Europa. Este fenómeno no solo ha dinamizado la economía, sino que también ha proyectado la imagen internacional de la ciudad como referente en la industria cultural y de entretenimiento.
Uno de los principales motores de esta transformación ha sido el Estadio Riyadh Air Metropolitano, con capacidad para 68.000 espectadores, que se ha convertido en el recinto de conciertos más potente de España y uno de los más relevantes de Europa. Solo entre los meses de mayo y julio, el estadio ha congregado a más de 750.000 personas, gracias a giras internacionales de artistas como Ed Sheeran, AC/DC, Iron Maiden, Imagine Dragons o Stray Kids.
Por su parte, el Movistar Arena, con aforo para más de 17.000 personas, ha acogido a grandes nombres de la música internacional como Jennifer López, Maluma, Marc Anthony, Dua Lipa o Lenny Kravitz, consolidando su posición como espacio de referencia para eventos de gran formato.
A nivel de festivales, el Mad Cool Festival ha sido uno de los momentos estelares del calendario musical madrileño, reuniendo recientemente en Villaverde a más de 150.000 asistentes con un cartel encabezado por figuras como Muse, Nine Inch Nails, Alanis Morissette, Gracie Abrams e Iggy Pop. El evento ha contribuido de forma notable a la visibilidad internacional de la ciudad como sede de grandes festivales.
El impacto económico global de esta intensa actividad musical se reparte entre sectores clave como la hostelería, el comercio local, la movilidad, el empleo técnico y temporal y la producción de espectáculos. Las cifras consolidan a Madrid como una ciudad en la que la música no solo se disfruta, sino que también se convierte en motor de crecimiento económico y cohesión social.
Con estos datos, Madrid refuerza su papel no solo como un polo turístico y cultural, sino también como una parada obligatoria en el mapa mundial de la música en directo, reafirmando su liderazgo en el panorama europeo del entretenimiento.