Qué curiosa es la vida y cómo van cerrándose los círculos. Pensando en escribir sobre arquitectos insignes que nos transformaron la ciudad de Madrid y me encuentro en Valdebebas, la calle con el nombre del que fue mi profesor en la escuela de Arquitectura de Madrid, Fernando Higueras.
Para situarles, hablo del arquitecto que proyectó la llamada Corona de Espinas, ahora Sede del Instituto Cultural de España, junto con mi también más que apreciado maestro Antonio Miró. De planta circular, con una cornisa formada por grandes picos, el edificio de hormigón armado de los años 60 podría ser considerado como un ejemplo de arquitectura brutalista, sin embargo la paz, equilibrio y belleza que presenta su interior, hace tener la sensación de estar dentro de una escultura.
El edificio Princesa, también proyectado por ambos maestros en los años 70, viviendas para militares, en la glorieta de San Bernardo (Ruiz Jiménez), de hormigón blanco, donde las terrazas están cubiertas de hiedra, enredaderas… haciendo un edificio donde las plantas marcan el ritmo de las fachadas o ¿es al revés?, tan alegre como geométrico. El Oasis.
Recuerdo a Fernando Higueras, con su barba ya blanca, en esa gran aula de proyectos, donde entraba la luz, en el viejo edificio de Arquitectura, donde habló de las 10 residencias de artistas en El Pardo, proyecto con el que ganó el premio nacional de arquitectura ¡eso nada más terminar la carrera!. Con unas cubiertas geométricas, flexibles al tiempo, tan plásticas y protectoras al tiempo. Solidez y sensualidad.
Y su propio hogar, que llamaba rascainfiernos, excavado siete metros, no era una cueva, ni un lugar deprimente, todo lo contrario, su estudio-vivienda era un refugio de luz bajo tierra, donde la naturaleza y el silencio daban calma. Edificio sostenible donde los haya realizado a principios de los 70.
Así que el arquitecto unido a la naturaleza, vanguardista y refinado, vuelve a encontrar su sitio, sin espinas, en mis recuerdos, no como una de sus fotografías inmortales, quietas, sino como un tema tocado con su guitarra, vivo porque le seguimos recordando y alegre.
"Todo es diseño, ¡todo!" dijo el arquitecto Paul Rand