Mis personajes favoritos

Como el vuelo de un pájaro

“La vida es corta, muy corta, como el vuelo de un pájaro”. Así terminan las memorias de un personaje del franquismo, Carlos Pinilla Touriño, que ya no es suficientemente conocido por las actuales generaciones, pero que a mí me impresionó por su actuación como persona y como político en unos acontecimientos del mayor interés para la historia de nuestro país.

Vamos con el personaje. Carlos Pinilla nace en un pueblo de la provincia de Zamora, Cerecinos del Carrizo ( el hermoso nombre de Cerecinos se repite en otro pueblo de la misma provincia, Cerecinos de Campos.) Procede de una familia acomodada, de profundas raíces religiosas. Su madre destacaba en la ayuda a los necesitados. Carlos destaca como buen estudiante, y muy joven gana la difícil oposición de Abogado del Estado, y es destinado a Gerona. Allí participa en la fundación de Falange. Llega la Guerra Civil y Carlos Pinilla participa como voluntario de a pie. En 1938 es nombrado Gobernador Civil y Jefe Provincial de FET Y JONS en Zamora, primero, y en León después. Termina la contienda, y en 1941 deja el Gobierno Civil para presentarse como voluntario como simple soldado. Hecho que es llamativo, pero no único. Porque también como soldado se presentó una figura intelectual y política de la talla de Castiella, ya entonces catedrático y que llegaría a ser Ministro de Asuntos Exteriores en uno de los Gobiernos de Franco. Se cuenta que se ofreció a Castiella que eligiera su puesto de combate, y pidió el de mayor riesgo.

Tras un año en la División Azul, Carlos Pinilla regresa a España, y el que había sido compañero de estudios de Derecho, José Antonio Girón de Velasco, le llama para ocupar el cargo de Subsecretario en el Ministerio de Trabajo que él preside. Juntos consiguen la puesta en marcha de las primeras Universidades Laborales en Zamora, primero, y sobre todo, la más importante de Gijón. Era una época en que las clases medias y las menos favorecidas estaban deseosas de que sus hijos accedieran a los estudios universitarios. Esa obsesión por la “titulitis” contrastaba con el deseo de Girón y Pinilla de conseguir la mejor formación profesional que permitiera conseguir una preparación para ocupar trabajos dignos y bien remunerados. Esta polémica ha llegado hasta nuestros días. Pero el ejemplo de los países más avanzados demuestra que una buena formación profesional es fundamental para una sociedad cada vez más productiva.

Pasan los años, se produce la muerte de Franco, y el Gobierno de Suárez consigue, con la fundamental presencia de Fernández Miranda, y el empuje del Rey Juan Carlos, aprobar la Ley para la Reforma Política, primero, y la Constitución, después. En las primeras elecciones democráticas, el Grupo Popular designa como cabeza de lista por Zamora a  Federico Silva Muñoz, y como número 2 a Carlos Pinilla. Carlos lo tiene claro: los zamoranos guardan un recuerdo imborrable de tantos puestos subalternos en el Ministerio de Trabajo que colocó Pinilla. Pero esos votos, que permitían la presencia de un diputado,  irían a Silva Muñoz, pero no llegarían a Pinilla. Acertó de Pleno. Pero en los siguientes comicios, Carlos Pinilla se presentó al Senado, y fue elegido Senador en 1979, 1982 y 1986.

Nombrado hijo predilecto de Zamora, fuera de la política fue miembro de la Directiva del Atlético de Madrid. Y escribió sus Memorias, “Como el vuelo de un pájaro”, que son del mayor interés para los que deseen conocer un período de tanta trascendencia en la historia de España. Murió en 1981, cuando iba a cumplir ochenta años. Su figura se ha ido desvaneciendo para las nuevas generaciones, pero creo que merece ser rescatada del olvido.  Y coincido con él en pensar que la vida es muy corta, como el vuelo de un pájaro.

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