Salvador era su nombre
y se apellidaba Illa.
Era serio este señor
tan amante de su silla.
Salvador vino a salvarnos
ministrando sanidad
más su boca no sabía,
“despachar” ni una verdad
Se dice que en la pandemia
gestionó la “pestecilla”
inventándose un Consejo
de sabios de pacotilla.
Se dice también que acaso,
en aquella pesadilla
se lustro mucho las botas
con lo de la mascarilla.
Ahora ya es el president
de la generalitat
mientras Puigdemont ausent
pasea por la ciudad.
Ezquerra pacta con Sánchez
y a Salvador cual conejo
se le inviste a toda prisa
en un día tan complejo.
¿Se terminó el vodevil?
¿Dará vuelta la tortilla?
¿Esta Puig en Waterloo
o jugando al pilla, pilla?
Porque en su no detección
aunque le echaran el ojo
no pudieron apresarle
por un semáforo en rojo.
Pobres Mossos acusados
de permitirle escapar
¡Pero si es que no podían
con tanto rojo actuar.!
Ahora Illa es president ,
y Sánchez ¿Es presidente?
pues ya veremos si Puig
acaso se lo consiente.
¿Hasta dónde llega el juego del
“presidente perdido”?
Uno se fue a Waterloo
otro ha desaparecido.
Y en Moncloa soplan vientos
cortantes como un puñal,
que los sabios interpretan
contra el poder judicial.