Están dos amigos, uno defensor convencido de don Juan Carlos I, su reinado, su obra y su vida. Y el otro, que le considera un pendón y le reprocha sus devaneos sexuales, a los que no concede excusa ni perdón.
- Juan Carlos fue un rijoso, un perdido y un mal ejemplo.
- Bueno, tuvo sus cosas pero siempre mantuvo el respeto por la Institución.
- ¿Si, y por qué dices eso?
- Fíjate en la infidelidad que estos días se recuerda. Fue con Bárbara Rey. ¿No te dice nada el apellido?
- No lo veo
- Pues está claro. Y se rumorea que también tuvo un affaire con Yvone Reyes. ¿Qué me dices?
- Pues no te digo nada, salvo que las dos estaban estupendas.
- No, no, fíjate…Rey… Reyes ¿No notas el respeto por la institución? Adulterio sí, pero con la monarquía por encima de todo.
- Pero qué chorradas dices ¿Y Corina qué?
- Bueno…es que en la intimidad le llamaba Corona.