Desde el Salón Melendo, os compartimos estos 11 champagnes que nos cautivaron en una cata artística y molecular inédita, dirigida por El Perfume del Vino.
Iniciamos:
1. Champagne Pannier (desde 1899), una casa que busca la calidad con un estilo basado en las variedades Pinot Noir y Meunier, acompañadas en ocasiones de Chardonnay.
Blanc de Noirs, añada 2016. Este en concreto posee un ensamblaje de 95% Pinot Noir y 5% Meunier, con una crianza mínima de 5 años. Un champagne de añada que juega entre lo delicado y lo potente.

2. Champagne Lombard, un estilo de elaboración sin fermentación maloláctica.
Hoy hablamos de un 100% Chardonnay Grand Cru, con 48 meses de crianza. No dosifican y cultivan en suelos calcáreos, con terruños Premier y Grand Cru, vinificados como Extra Brut o Brut Nature.

3. Champagne Georges Vesselle, casa familiar ubicada en Bouzy desde hace generaciones, en uno de los mejores Grands Crus de Champagne.
Su estilo se basa en la Pinot Noir, que siempre ocupa el mayor porcentaje del ensamblaje. Hoy nos centramos en este Brut Grand Cru: 90% Pinot Noir y 10% Chardonnay, ensamblaje de dos a tres añadas.

4. Champagne Pommery, una de las casas más conocidas del mundo.
Nos ocupamos hoy del Apanage 1874, un ensamblaje de tres añadas (2018, 2015 y 2012), encabezado con su vino perpetuo (más de 100 años de envejecimiento).

5. Champagne Taittinger, otra maison emblemática.
Este Blanc de Blancs Comtes 2013 es un 100% Chardonnay en homenaje a los Condes de Champaña, en específico a Teobaldo IV, cuyo sello marca todas sus botellas.

6. Champagne Bourdaire-Gallois, décima generación de viticultores.
Esta antigua cooperativa inicia su propio camino de alta calidad. Ubicados en la zona más septentrional de Champaña, con enfoque sostenible, solo dosifican en el momento del degüelle si el vino no se sostiene por sí mismo (según explican).
Su terroir permite un cultivo excepcional de la Meunier. Destacamos su Rosé 100% Meunier y el Millésime 2008, siempre con mayoría de esta variedad.


7. Champagne Alfred Gratien, maison desde 1864.
Presentamos la Cuvée Paradis Rosé 2008, creada para el 160.º aniversario de la casa. “La Parte del Ángel”: un rosé memorable con 45% Chardonnay, 33% Pinot Noir y 22% Meunier.

8. Champagne Domaine Alexandre Bonnet – Les Contrées 7 Cépages 2019.
Un champagne elaborado con siete variedades de la zona (no especificadas). El terruño de la propiedad se caracteriza por un vínculo ternario entre pasado y presente de Les Riceys: 3 pueblos, 3 iglesias, 3 denominaciones de origen.
La historia de Les Riceys ha oscilado entre Borgoña y Champaña; fue borgoñona en el año 830 y champenoise desde el siglo XIII (comentado por el productor).

9. Champagne Lanson, desde 1970 celebrando con el mundo.
Este champagne solo se elabora en añadas muy especiales. Noble 2004, con su cruz distintiva, está hecho con Chardonnay de Grands Crus de la Côte des Blancs y Pinot Noir de la Montagne de Reims.
10. Champagne Louis Dousset, desde Verzenay, un pequeño pueblo Grand Cru en la Montagne de Reims.
Catamos el Louis Dousset Assemblage Grand Cru, añada 2008, con 50% Pinot Noir y 50% Chardonnay, sin fermentación maloláctica.

Distintos estilos de elaboración de champagne, tanto de grandes maisons como de pequeños vignerons, nos invitan a flotar.
Sus aromas y texturas en boca nos remiten al Romanticismo, ese movimiento artístico que buscaba provocar emoción, explorar sentimientos profundos, exaltar la naturaleza y celebrar la vida.
Pero también nos evoca al Surrealismo: el champagne, en su efervescencia, desborda los límites de lo real, creando sensaciones inesperadas, casi mágicas, en quien lo disfruta. Los desplazamientos sensoriales —como el cambio en el gusto, el sonido de las burbujas y su impacto visual— pueden compararse con las representaciones surrealistas del subconsciente y lo insólito.
Y mientras nos sumergíamos en esta magia…Ocurrió el Gran Apagón. Un momento de incredulidad, pero perfecto: las brillantes burbujas iluminaban el camino del alma.
Sus perfumes —rosas, resinas, manzanas maduras, tabaco, queroseno, peras, violetas, ámbar, almendras, musk, yesca, cáscara de naranjas — nos envolvieron gracias a moléculas como el linalool, la damascenona, la beta-ionona o el terpineol.
Una experiencia sensorial inolvidable, donde lo único que importaba era sentir las notas chispeantes y dejarse llevar por el champagne.
En su carácter onírico, el champagne nos recuerda a la obra La persistencia de la memoria, de Salvador Dalí, con su distorsión de la realidad.
Os invitamos a vivir el vino —tranquilo o nervioso (si existen burbujas)— de forma artística y emocional.
Cada botella posee su propio genio particular, y así lo respetamos, porque trabajamos con rigor.
Gracias y hasta la próxima.