Pedro Sánchez

Pedro Sánchez: De las palabras a los hechos

Un recorrido por sus contradicciones políticas
Pedro Sánchez en un acto electoral de PSOE - Foto del PSOE
photo_camera Pedro Sánchez en un acto electoral de PSOE - Foto del PSOE

Desde su llegada a la Secretaría General del PSOE y posteriormente a la Presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez ha marcado el debate político en España con declaraciones tajantes que en no pocas ocasiones han terminado chocando con las acciones de su Ejecutivo. Este artículo analiza algunas de las afirmaciones más contundentes del líder socialista y las decisiones que parecen contradecirlas.

"Con Bildu no vamos a pactar. Si quiere se lo digo cinco o veinte veces"

Una de las frases más recordadas de Sánchez es su rotunda negativa a cualquier acuerdo con EH Bildu. Sin embargo, desde que el PSOE alcanzó el poder, Bildu se ha convertido en un socio clave para la gobernabilidad. Ejemplo de ello es el reciente acuerdo para reformar la Ley de Seguridad Ciudadana, conocida como "ley mordaza", que coloca a Bildu como un actor clave en su derogación parcial. Además, medidas como el acercamiento de presos etarras a cárceles vascas o la concesión del tercer grado a numerosos reclusos vinculados a ETA han alimentado las críticas sobre las concesiones del Ejecutivo.

Arnaldo Otegi, líder de Bildu, declaró en 2020 que su partido votaría los presupuestos si ello servía para liberar a los presos. Tres años después, la política de dispersión se dio por finalizada, y todos los presos de ETA se encuentran ya en cárceles del País Vasco.

"No voy a permitir que la gobernabilidad de España descanse en partidos independentistas"

Otra afirmación categórica que se ha desdibujado en la práctica. Desde la primera investidura de Sánchez en 2019, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) ha jugado un papel fundamental en la aprobación de los presupuestos y en otros acuerdos parlamentarios. Además, su Gobierno ha impulsado medidas como los indultos a los líderes independentistas condenados por el "procès" y ha abierto la puerta a una futura amnistía, a pesar de haber calificado esta medida como "inconstitucional e ilegal" en el pasado.

"Yo no he pactado con los independentistas"

A pesar de sus declaraciones, el papel de los partidos independentistas ha sido crucial en la gobernabilidad durante sus mandatos. Una muestra reciente es la negociación con ERC sobre la financiación autonómica y el reconocimiento de la "plurinacionalidad" del Estado, un debate que el propio Arnaldo Otegi calificó de "imprescindible" para avanzar en los derechos de la "nación vasca".

"No vamos a subir los impuestos a la clase media trabajadora"

La promesa de Sánchez de no aumentar la carga fiscal a la clase media también ha sido cuestionada. Aunque su Gobierno ha promovido medidas para gravar a las grandes fortunas, también se ha planteado la eliminación de beneficios fiscales y el aumento de impuestos indirectos, que afectan de manera desproporcionada a las rentas medias y bajas. Además, ha criticado la política fiscal de la Comunidad de Madrid, liderada por Isabel Díaz Ayuso, calificándola de "privilegiar a los ricos" mientras su propio Ejecutivo impulsa medidas que podrían repercutir en la economía de los contribuyentes.

"No estoy de acuerdo en que los partidos políticos decidan el gobierno de los jueces"

En múltiples ocasiones, Sánchez ha abogado por una mayor independencia del poder judicial. Sin embargo, su Gobierno ha mantenido el bloqueo en la renovación del Consejo General del Poder Judicial, acusado por la oposición de querer controlar el órgano para beneficio propio. Este hecho ha generado tensión en el ámbito institucional y ha puesto en entredicho sus compromisos con la regeneración democrática.

El coste político de las contradicciones

Las contradicciones entre las declaraciones de Pedro Sánchez y las acciones de su Gobierno han sido aprovechadas por sus adversarios políticos, quienes lo acusan de "aferrarse al poder a cualquier precio". Si bien sus seguidores defienden estas decisiones como parte del pragmatismo necesario para gobernar en un Parlamento fragmentado, sus detractores las ven como una muestra de incoherencia y falta de principios.

En un país polarizado, el líder socialista se enfrenta al desafío de convencer a la opinión pública de que sus acciones responden a las necesidades del momento, y no a la contradicción entre lo que promete y lo que finalmente ejecuta. Para muchos, esta narrativa sigue siendo el principal talón de Aquiles de su liderazgo.