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Feijóo propone una moción de censura y apunta a la "corrupción" del Gobierno de Sánchez

Feijóo aseguró que "es evidente" que no cuenta con los apoyos necesarios en este momento, pero expresó su disposición a colaborar con grupos parlamentarios como Junts per Catalunya o EH Bildu, tradicionalmente rechazados por el PP, para "abrir una nueva etapa en nuestro país"
Alberto Núñez Feijóo declaración institucional en la sede nacional del PP - Foto del PP/David Mudarra
photo_camera Alberto Núñez Feijóo declaración institucional en la sede nacional del PP - Foto del PP/David Mudarra

El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, ha comparecido este jueves en el Congreso de los Diputados para lanzar una invitación a los socios del Gobierno de Pedro Sánchez a apoyar una moción de censura que le permita asumir la presidencia. Feijóo justificó su propuesta afirmando que el actual Ejecutivo "apesta a mentiras y corrupción", en alusión a las declaraciones del empresario Víctor de Aldama, quien vinculó al PSOE con supuestos pagos irregulares en el marco del llamado 'caso Koldo'.

En una declaración sin preguntas, Feijóo aseguró que "es evidente" que no cuenta con los apoyos necesarios en este momento, pero expresó su disposición a colaborar con grupos parlamentarios como Junts per Catalunya o EH Bildu, tradicionalmente rechazados por el PP, para "abrir una nueva etapa en nuestro país". La propuesta llega apenas unas horas después de que el Gobierno lograra consolidar su mayoría de investidura para aprobar un paquete fiscal clave, que allana el camino para los Presupuestos Generales de 2025.

El contexto: el 'caso Koldo' y las acusaciones de corrupción

La iniciativa de Feijóo surge tras las revelaciones de Víctor de Aldama, presunto comisionista de la trama, quien acusó al presidente Sánchez y a otros altos cargos del PSOE de recibir pagos indebidos. Aldama aseguró haber entregado 15.000 euros al secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, y 250.000 euros al exministro José Luis Ábalos. Además, señaló al presidente del Gobierno como figura central de la trama, mencionando una invitación personal a un mitin para agradecerle "el trabajo" en negocios ferroviarios.

El PSOE ha negado categóricamente las acusaciones y ha anunciado acciones legales contra Aldama, mientras que Feijóo ha adoptado una postura combativa, exigiendo responsabilidades políticas y judiciales.

Los números de la moción

Para que prospere una moción de censura, el PP necesitaría alcanzar la mayoría absoluta de 176 diputados. Actualmente, cuenta con 137 escaños, a los que podrían sumarse los 33 de Vox, lo que dejaría a Feijóo a solo seis votos de la cifra requerida. La clave estaría en obtener el apoyo de formaciones nacionalistas como Junts per Catalunya (7 escaños), ERC (7 escaños) o EH Bildu (6 escaños), así como del Grupo Mixto, compuesto por ocho diputados de diversos partidos.

Sin embargo, Vox ya ha manifestado que no respaldará acuerdos con grupos nacionalistas, lo que complicaría una alianza viable.

Críticas al Gobierno y un mensaje a los socios

Feijóo no escatimó en ataques al Ejecutivo, acusándolo de "mentir con frialdad" y ser el Gobierno "más débil y chantajeable" de la democracia. Citando las palabras de Sánchez durante la moción de censura a Mariano Rajoy en 2018, exigió su dimisión: "Lo que haría cualquier persona con un mínimo de decencia es dimitir y marcharse".

El líder del PP también cuestionó por qué los socios parlamentarios del Gobierno siguen apoyándolo: "¿Qué ganan protegiendo esta podredumbre? Si el presidente está tan preso de la corrupción como de sus palabras, ¿por qué le siguen defendiendo?"

Escenario político incierto

Aunque la moción parece inviable en las actuales circunstancias, la situación podría cambiar si se producen nuevas revelaciones en el 'caso Koldo'. Mientras tanto, el Gobierno continúa afianzando su posición parlamentaria, habiendo logrado esta misma semana asegurar el respaldo necesario para los Presupuestos Generales, lo que podría extender su legislatura hasta 2027.

La estrategia de Feijóo plantea un desafío para el PP: atraer apoyos de partidos con los que históricamente ha mantenido relaciones tensas, al tiempo que mantiene la cohesión con Vox, un socio que rechaza cualquier negociación con formaciones nacionalistas.