El presidente de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, Juan Benito Valenciano, ha reclamado este viernes en el Congreso de los Diputados un posicionamiento “claro, firme y sin ambigüedades” frente al terrorismo de ETA, así como el fin de los homenajes a los terroristas que, a día de hoy, continúan celebrándose en distintas localidades del País Vasco y Navarra. Lo ha hecho durante el homenaje institucional de las Cortes Generales a las víctimas del terrorismo, un acto marcado por la ausencia de las principales asociaciones de víctimas, como la AVT, Covite y Dignidad y Justicia, y del grupo parlamentario Vox.
En su intervención, Benito ha afirmado que la memoria de las víctimas es una obligación de Estado y una herramienta esencial para salvaguardar los valores de la paz, la libertad y la verdad. "La memoria protege la dignidad de quienes sufrieron lo irreparable y es un antídoto frente al olvido, la distorsión y la justificación del terrorismo", subrayó.
El presidente ha denunciado que más de 300 atentados permanecen sin resolver, lo que impide a muchas víctimas conocer la verdad. Además, ha señalado que existe una “discriminación indemnizatoria” entre las víctimas en función de si hay o no condena firme, algo que considera incompatible con los principios de justicia e igualdad. “Todas las víctimas merecen el mismo reconocimiento y reparación”, insistió.
Juan Benito también ha puesto el foco en la necesidad de erradicar los homenajes públicos a terroristas recién excarcelados, unas manifestaciones que considera “una humillación intolerable para las víctimas” y ha instado a los tres poderes del Estado a actuar con firmeza: “Estas expresiones deben ser prohibidas, perseguidas y sancionadas con contundencia”.
El presidente de la Fundación ha finalizado su discurso apelando a la educación como instrumento esencial para evitar la radicalización, y ha pedido que la historia del terrorismo en España se enseñe en las aulas para que las generaciones más jóvenes comprendan el daño causado y no repitan los errores del pasado. “Nuestros testimonios son un arma poderosa contra el odio”, concluyó.
El acto ha contado con la presencia de la presidenta del Congreso, Francina Armengol, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, el Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, y el Jefe del Estado Mayor de la Defensa, entre otras autoridades civiles y militares. La ceremonia incluyó intervenciones musicales y un minuto de silencio en recuerdo de todas las víctimas del terrorismo, que suman más de 1.450 asesinados y miles de heridos y amenazados durante décadas de violencia.
En su intervención, Armengol ha reivindicado la memoria como parte fundamental de la reparación, aunque reconoció que muchas veces ha sido la sociedad civil quien ha tenido que luchar contra el olvido. “La dignidad siempre va de la mano de la verdad”, afirmó, defendiendo que esta labor de memoria “no es solo simbólica, sino una obligación del Estado”.
Pese a la solemnidad del acto, la ausencia de las principales asociaciones de víctimas ha vuelto a poner de manifiesto la fractura existente entre las entidades que representan a las víctimas y algunas instituciones, a quienes acusan de no adoptar medidas claras para evitar la impunidad social de los terroristas ni frenar los homenajes públicos que consideran una forma de revictimización.
Este homenaje, impulsado hace catorce años por el entonces presidente del Congreso José Bono, coincide con el Día de las Víctimas del Terrorismo, y busca rendir tributo a quienes han sufrido directa o indirectamente la violencia terrorista en España.