El Día de los Santos Inocentes se celebra cada 28 de diciembre en recuerdo de uno de los episodios más trágicos del Evangelio: la orden del rey Herodes de asesinar a todos los niños menores de dos años en Belén para acabar con la amenaza del recién nacido Jesús. Según el evangelio de Mateo, aquellos pequeños murieron sin culpa alguna y por ello fueron considerados “mártires inocentes” por la Iglesia.
Aunque la fecha no encaja con precisión histórica —la visita de los Reyes Magos se sitúa el 6 de enero y el reinado de Herodes entre los años 37 y 4 a.C.—, la Iglesia fijó esta conmemoración en el calendario litúrgico el 28 de diciembre como jornada de memoria y duelo.
La Edad Media y el giro hacia la burla
Con el paso de los siglos, la solemnidad inicial fue diluyéndose. En la Edad Media, especialmente a partir del siglo V, comenzaron a celebrarse en Europa fiestas populares en torno a la Navidad en las que se invertían los roles sociales y religiosos.
En muchas iglesias se elegía a un falso “obispillo” que parodiaba a la jerarquía eclesiástica, mientras que la llamada Fiesta de los Locos permitía bromas, desórdenes simbólicos y sátiras que la Iglesia intentó frenar sin demasiado éxito. Estas costumbres bebían de antiguas celebraciones romanas como las Saturnales, que también se celebraban en diciembre y estaban marcadas por el humor, la inversión de jerarquías y la licencia social.
De esa mezcla de tradición cristiana y herencia pagana nació el sentido actual del Día de los Inocentes: una jornada para engañar de forma inofensiva y gritar, al descubrir la broma, el clásico “¡Inocente, inocente!”.
Bromas, medios y redes: la evolución moderna
Durante décadas, el 28 de diciembre fue el día por excelencia para publicar noticias falsas, inocentadas y anuncios imposibles, incluso en los medios de comunicación, que al final de la jornada revelaban el engaño.
Hoy, aunque la tradición sigue viva, su peso se ha desplazado a redes sociales y mensajería instantánea, donde circulan historias inventadas, memes y bromas virales. Aun así, se mantiene una recomendación clara: la broma debe provocar risa, no daño, evitando difundir falsedades sobre emergencias, salud o sucesos graves.
El April Fool’s Day, el primo internacional
España y gran parte de Hispanoamérica comparten esta tradición el 28 de diciembre, pero en el mundo anglosajón y otros países europeos se celebra el April Fool’s Day cada 1 de abril. Muchos historiadores sitúan su origen en 1582, cuando Francia adoptó el calendario gregoriano y cambió la fecha del Año Nuevo. Quienes siguieron celebrándolo en abril fueron objeto de burlas, dando lugar al “día de los tontos de abril”.