Sumar y Podemos habrían obtenido tres escaños, uno por cada territorio, si se hubieran presentado en coalición a las elecciones vascas de este domingo y, al arrebatar dos de ellos al PSE, habrían impedido la mayoría absoluta del PNV con los socialistas y, por tanto, habrían condicionado la gobernabilidad de Euskadi.
Según la simulación realizada por Servimedia, aplicando el reparto de escaños derivado de la Ley D'Hondt, Sumar y Podemos juntos, si hubieran conservado a los votantes de ambas candidaturas, habrían mantenido el diputado por Álava pero le habrían añadido otro por Vizcaya y otro por Guipúzcoa.
En Álava, la suma de los votantes de ambos partidos equivaldría al 6,2% del total, que se habría traducido en el solitario diputado que consiguió Sumar, sin cambiar por tanto la distribución del resto de partidos.
En cambio, en Vizcaya, donde por separado no lograron ninguno, juntos habrían acumulado el 5,6% de los sufragios, lo que les habría permitido acceder a un escaño. Se lo habrían arrebatado al PSE, que se habría quedado en 3.
Lo mismo habría sucedido en Guipúzcoa, donde Sumar y Podemos por separado tampoco lograron representación pero juntos habrían recibido un 5,3% de los votos y también un escaño, que de nuevo se lo habrían quitado al PSE, dejándole en tres diputados por este territorio.
Por lo tanto, en el conjunto del País Vasco los socialistas se habrían quedado en 10 parlamentarios en lugar de 12, y, sumados a los 27 del PNV; se habrían quedado en uno menos de la mayoría absoluta sobre el total de 75 escaños del Parlamento de Vitoria.
Es decir, habrían podido condicionar el Gobierno y sus políticas, reclamar su entrada en él o incluso empujar al PSE a pactar con ellos para hacer lehendakari al candidato de EH Bildu, Pello Otxandiano, al ser ésta la única mayoría absoluta posible: los 27 de los abertzales, los 10 del PSE y los tres de esa lista unitaria de Sumar y Podemos que las desavenencias a nivel estatal, y no en Euskadi, hicieron imposible.