A Volapié

Francia atrapada en su encrucijada

Francia está revuelta desde las recientes elecciones europeas debido al mal resultado de los partidos teóricamente moderados, es decir “Ensemble” de Macron, el Partido Socialista Francés, y los gaullistas de “Les Républicains”. Francia declina porque tiene el estado más grande e intervencionista de la OCDE, como hemos podido ver recientemente en el artículo “Justicia Social”. 

El pueblo francés se ha hartado, y no es para menos. Francia decae paulatinamente desde hace veinte años, crece muy poco al precio de un enorme endeudamiento y de unos impuestos confiscatorios. Cada vez son más los que no llegan bien a final de mes, y por si fuera poco, la inmigración sin control está generando graves problemas políticos, sociales y de seguridad.

Décadas de políticas estatistas equivocadas y empobrecedoras por parte de los partidos tradicionales de derechas e izquierdas han empujado al ciudadano francés a votar en masa a Rassemblement National (RN), el partido de Le Pen. He estudiado la info disponible en la web de RN y lo primero que llama la atención negativamente es que no hay un programa como es debido. Hay apenas una lista de reformas entre las que hay cosas sensatas y acertadas, pero también bastantes lugares comunes diseñados para satisfacer las emociones del votante enojado. Es un conjunto de propuestas cuyo elevadísimo coste (muchas decenas de millardos de gasto público adicional) hará insostenibles las finanzas públicas, acelerando como consecuencia la decadencia de Francia.

RN no dice qué va a recortar para pagar este nuevo boom del gasto público, y digo recortar, porque la presión fiscal no se puede aumentar más ya que es elevadísima. Aumentar los impuestos aún más no cubriría la totalidad del gasto adicional, y además aceleraría el empobrecimiento de las clases medias y bajas. Recuerden la reacción de los “Chalecos Amarillos” cuando se propuso subir unos céntimos la fiscalidad del combustible. 

Pero hay aún más noticias negativas. Llevada por la debacle electoral, la izquierda francesa ha decidido coaligarse y presentar de nuevo un frente popular (FP). Todos los frentes populares que ha habido en el pasado han cosechado muy malos resultados económicos y sociales. Sus propuestas, muy similares a las de RN (salvo en inmigración y algunos otros temas), implican ahondar en los males estatistas de Francia. Si llega a gobernar el FP, el intervencionismo estatal, el gasto público, el déficit y la deuda, alcanzarán niveles récord absolutamente insostenibles.

Cuando Macron ganó las elecciones hace años pensé que era buena noticia y que reformaría el país, que atacaría con sensatez el cáncer estatista y la falta de libertad económica, pero no ha podido, o no ha querido. Era, en mi humilde opinión, la última bala para evitar el deslizamiento de Francia por la pendiente que lleva al declinar secular en lo económico, social, y político. Ahora, Francia está en muy mala situación y los doctores que pretenden sanarla, sólo saben hacer sangrías. 

Francia, hasta no hace muchas décadas gran nación, adolece de los mismos males que Italia o España. No sólo son responsables unos políticos incapaces, sino también aquellos votantes que se dejan seducir por cantos de sirena. Los franceses, o los españoles, quieren soluciones a coste cero para sus problemas, y esto es imposible. Ninguna enfermedad grave se cura sin dolor, sin pagar el precio de los sacrificios que la sanación implica. 

Los últimos treinta años de modernidad progresista, tanto de izquierdas como de derechas nos han traído numerosos nuevos derechos. Sin embargo, los costes implícitos han sido muy elevados, aunque no nos lo dicen para no perder votos. La consecuencia es este declinar económico y social, acompañado del deterioro de la solvencia del estado. Dicho de otro modo, vivimos de prestado, y esto siempre acaba mal.

No nos hemos parado a pensar que los nuevos derechos y servicios son muy caros, y que para pagarlos hay que generar más riqueza. La única forma es aumentar la productividad, y en caso contrario, trabajar más horas, o bien reducir el desempleo. Pero no queremos, queremos trabajar menos, y no sabemos ser más productivos, lo cual nos lleva a un endeudamiento que no podemos soportar. Tampoco queremos tomar las medidas necesarias para aumentar la libertad económica, factor clave para reducir el desempleo mediante un mayor empleo privado. 

¿Creen que podemos vivir eternamente con déficits públicos entre el 3 y el 6%, sin dolorosas consecuencias en el medio o largo plazo?. ¿Creen que niveles de Deuda/PIB del 110% o más auguran un buen futuro cuando los criterios de Maastricht señalan que la deuda no debe superar el 60%?. ¿Creen que vamos “como un cohete” y que el estado del bienestar está asegurado cuando el ahorro bruto o primario del estado no da ni para pagar los intereses de la deuda?.

El estatismo exacerbado de Francia es la causa de su mediocre desarrollo económico y social, notablemente inferior al de los países con un mayor sector privado y más libertad económica. Si vemos los aspectos cualitativos, también evoluciona negativamente. En 23 años, Francia ha caído de la posición 21ª a la 28ª en el índice de Desarrollo Humano (esperanza de vida, sanidad, educación y renta). En cuanto al índice de Progreso Social (necesidades básicas, bienestar, oportunidades) también ha perdido posiciones, siendo actualmente la 20ª del ranking.

Les expongo unos breves datos para terminar:

Renta per cápita: 24.000e en el año 2000, 40.000e en el 2023. Teniendo en cuenta el 42% de inflación acumulada en el período, la renta sólo ha crecido un 17% en 23 años, es decir apenas un 0,73% al año. Parece pues que más estado apenas ha significado más desarrollo económico.

Deuda per cápita: 14.400e en el 2000, 45.000e en el 2023. En términos reales es un incremento del 125%, ¡es decir 5,4% al año!. La deuda crece mucho más intensamente que la renta, lo cual es lógicamente empobrecedor. Esto es así porque la deuda se usa principalmente para financiar gasto corriente en vez de inversión.

Deuda/PIB: 60% en el 2000, 111% en el 2023, un pésimo más 85%. 

Esta es la delicada situación de Francia. Lo terrible es que los dos extremos, RN y el FP proponen más de lo mismo, ¡pero en dosis mayores!, mientras que el centro reformista y los gaullistas probablemente saben lo que tienen que hacer, pero no se atreven. Para rematar la faena, gran parte de la ciudadanía exige remedios cuyos costes o sacrificios no quiere soportar. 

Visto el panorama político francés, no veo motivos objetivos para ser optimistas pues no vislumbro a ninguna figura política con la visión y la fuerza necesarias para enderezar el rumbo de la nave. Una huida hacia adelante es lo más probable, lo cual será una mala noticia para Francia y la UE. De una forma u otra, la realidad se impondrá antes o después. Si dudan, pregúntenle a los griegos o a los argentinos. 

¡Cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar!.

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