Endogamia

Adolfo Alonso Ares
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La monarquía es la institución endogámica por excelencia y los títulos nobiliarios lo son por añadidura. Lo son siempre que se dispensa un reconocimiento que pone énfasis en los méritos alcanzados por un ser humano que ha hecho algo sorprendentemente meritorio. Se entiende - yo lo entiendo así - que no deberían de pervivir títulos honoríficos en los herederos. Eso, a primera vista, sería lo justo y razonable, ya que se supone que, en muchos de los casos, esos herederos no han hecho nada para merecer unos reconocimientos que se terminan ostentando por inercia.

Ha sido esa la crítica generalizada de la izquierda de todos los países del planeta; pero esos políticos de izquierdas, casi siempre imitaron lo que tanto criticaban. Es frecuente que las sucesiones y las sintonías familiares rocen ese ángulo que revela lo que escribo. Fidel Castro –  el revolucionario que dejó a Cuba sumida en la miseria - legó a su hermano Raúl, en herencia, la Presidencia del Gobierno cubano; El Líder de Corea del Norte, el también comunista Kin Jong-Un, sucedió a su padre y este al suyo; en la Nicaragua, también comunista, el presidente Ortega nombró vicepresidenta a su propia esposa y en España el exlíder de Podemos, Pablo Iglesias, nombró a la suya, ministra del gobierno en el que era vicepresidente y, no contento con ello, dio grandes puestos a muchas de sus “amigas” más cercanas…

En España es endogámica por excelencia la Universidad y se ha dado el caso de que un apellido ha prevalecido y permanecido unido a una cátedra - por encima de otros muchos méritos - durante muchas generaciones; y la mayoría de las veces se ha podido notar de un modo muy rotundo cómo iban decreciendo los valores académicos de los herederos de la cátedra.

Algo parecido ha venido ocurriendo en muchos ayuntamientos españoles, especialmente en las zonas rurales; en los que, cuando una familia se asienta en la poltrona, le suceden sus hijos y sus nietos hasta convertir ese ayuntamiento en una especie de monopolio familiar… Y esos clanes familiares han sido y siguen siendo repetitivos en el control absoluto de un municipio por tiempo indefinido.

La endogamia es la principal causa de que en la política española no pueda haber auténtica regeneración. Ha habido políticos que se atrevieron a nombrar a sus delfines para perpetuar una estirpe. José María Aznar nombró a Rajoy como heredero de su causa y así de mal nos fue a los españoles… Y dentro de los ámbitos de esa monogamia está la de la incidencia de amistades que se ha sustanciado en que algunos de los políticos españoles hayan designado para puestos clave a sus propios amigos “carentes de experiencia”. El Presidente del Gobierno Pedro Sánchez ha sido ejemplo claro nombrando a sus amigos para ocupar grandes puestos para los que no estaban preparados. La endogamia ofrece corrupción y la corrupción debilidad.

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