El caso de la exdiputada del PP Noelia Núñez es uno más en la vorágine de un país que ha perdido y que sigue perdiendo los símbolos de lo que, hasta hace poco tiempo, llamábamos dignidad. Porque la susodicha exdiputada forma parte de ese grupúsculo indecente de los que muestran un globo indebidamente hinchado en el que van anotando títulos universitarios inexistentes y méritos también inexistentes... Es terrible que pretendan gobernarnos esos tipejos que nos engañan sin tener necesidad de hacerlo, ya que nadie, seguramente nadie, habría exigido todas esas mentiras para seguir ocupando los puestos que ocupaban. Pero es justo que alguien que engaña sin necesidad de engañar tenga que dimitir y que en el caso de no hacerlo tuvieran que “dimitirla”. Me parece que es justo y nunca meritorio.
La política española está llena de garrulos y de fraudes que afectan, de modo muy directo, a todos los españoles. Ya que esto, de lo que ahora escribo, no es un caso aislado entre los políticos que gobiernan. La propia esposa del presidente del gobierno Pedro Sánchez sigue manteniendo con incógnitas su mundo académico, a pesar de haber sido capaz de crear, nada menos que una controvertida cátedra en la Universidad Complutense de Madrid y que siga, a día de hoy, manteniendo en Wikipedia un perfil que dice que es licenciada en Marketing y que dirige una Cátedra de Transformación Social Competitiva en la Universidad Complutense de Madrid.
Fue igualmente sangrante la falsificación curricular de la política valenciana en activo Pilar Bernabé, que siendo delegada del gobierno en la Comunidad Valenciana aseguró titulaciones universitarias inexistentes y, una vez descubierta, ni siquiera se disculpó, pues lo atribuyó a un simple error del PSOE... O que en el supuesto de Patxi López, flamante exlendakari, mintiese igualmente con sus falsas titulaciones académicas, ya que dijo que era ingeniero y no había terminado ni tan siquiera primero de carrera. Y que siga predicando a todos los españoles lo que nunca se ha sabido predicarse sí mismo. Esto plantea la apertura de un debate en el que la verdad absoluta debería de prevalecer. Ya que como español y como demócrata no me resigno a que nos esté gobernando lo peor de cada casa. Lo más turbio, lo más mezquino y lo más deplorable. Pero este panorama se repite y se sigue repitiendo en todos los extremos de la política española. Cristina Cifuentes, expresidenta de la Comunidad de Madrid, mintió diciendo que tenía un máster por la Universidad Rey Juan Carlos. Carmen Montón que fue ministra con Sánchez también falsificó su currículum. Porque han sido ya muchos los líderes políticos que han pretendido engañarnos falseando y exagerando sus méritos académicos. Pablo casado, tuvo problemas con un máster. Pedro Sánchez con una tesis doctoral que, por lo visto, estaba muy plagiada. Luis Roldán aseguró que era ingeniero y no había, ni siquiera, terminado el bachillerato. Susana Díaz presumió de un máster más que sospechoso. Elena Valenciano no era ni licenciada en Derecho, ni tampoco lo era en Ciencias Políticas. José Manuel Franco, flamante político del PSOE de Madrid mintió asegurando que era licenciado en Matemáticas. Óscar Puente, exalcalde de Valladolid, dijo que poseía un máster que tampoco era un máster. Ximo Puig gobernó la comunidad valenciana diciendo que era licenciado en periodismo. José Montilla gobernó con el PSOE la Comunidad Autónoma Catalana diciendo que era licenciado en Ciencias Económicas. Puigdemont también nos engañó con otra licenciatura imaginada. Ignacio Higuero de Vox lo hizo asegurando otra licenciatura. José María Ángel, muy recientemente, también era un fraude lleno de fraudes truculentos ¿Es ese el escaparate de la política española?
Y luego están los otros... Los que solamente se han dedicado a la política y nada más que a la política ¡Menudo panorama!