De vez en cuando a los que hacemos entrevistas periodísticas nos toca una declaración que hace “parar las rotativas” (término desconocido para la generación joven, pero que equivale a TT en X), y es que escuchar de su propia boca a Cristiano hablando de sí mismo como el mejor del mundo, ha despertado una catarata interminable de reacciones.
Para quien como yo es un simple aficionado al fútbol (aficionado del Boca Juniors en Argentina y del Levante en Valencia) y lejos de tener algún gen de periodista deportivo, la verdad que opinar de mejores y peores, siempre me fue, por lo menos antipático e incómodo, yo me declaro un gran “disfrutador” del buen juego, aunque a veces, este se encuentre lejos de mis equipos favoritos, y para terminar con mi participación en este tema, debo decir que he tenido la dicha de verlos jugar a todos.
Ahora bien, las comparaciones son siempre odiosas, lo debe haber dicho alguien a quien se ve que comparaban mucho, no puedo dejar de comparar la reacción frente a este gran jugador de fútbol e ídolo del “Merengue” y las pocas reacciones que la sociedad tiene a las equivalentes o superiores de los políticos de turno y en campaña. No nos vayamos demasiado lejos, la pelea en Madrid de Ayuso y Sánchez ya es tan cotidiana que nos tiene acostumbrados. No sólo unos son los peores que los otros, sino que cada uno es siempre el mejor que los demás.
Y nos quedamos tan perplejos, acostumbrados a otra copita más, mientras escuchamos las atrocidades de las que se hablan.
Pero indefectiblemente al momento de la campaña política nos vuelven a decir que son los mejores, y nosotros además les aplaudimos y les votamos. Vaya!! Qué nos hemos vuelto diferentes a la hora de votar y de exigir que con las declaraciones de futbolistas.
Como os digo siempre queridos lectores. Son días para abrir los cinco sentidos, porque nos volverán a llenar de promesas y méritos propios y no ajenos, pero como diría José Mota PERO Y SI NO?