El Retrovisor

Botánico de Migas Calientes, vivero de Madrid

Madrid cuenta con 5,7 millones de árboles de 500 especies diferentes. Motivo por el que, en 2025, por sexto año consecutivo, ha sido reconocida como “Ciudad Arbórea del Mundo”, por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Fundación Arbor Day. Los árboles ocupan en Madrid en 26% de su territorio, más que Toronto (24%), Nueva York (21%), Edimburgo (17%) o Londres (14%), aunque menos que Tampa (36%) u Oslo (28,8%).

Grabado del Dr Joseph Quer incluido en su obra Flora Española  continuada por Casimiro Gómez Ortega en 1784
Grabado del Dr Joseph Quer incluido en su obra Flora Española continuada por Casimiro Gómez Ortega en 1784

Una nutrida proporción de los árboles de Madrid, proceden del Vivero Municipal de Migas Calientes, especializado en el cultivo de árboles en tierra. Se encuentra en el Noroeste, a orillas del Manzanares, nada más abandonar la avenida de Valladolid y superar el Puente de los Franceses, en la margen derecha del ramal que conduce a la carretera de La Coruña, antiguo camino hacia El Pardo desde el Palacio Real. Un espacio muy benéfico para el cultivo de plantas que hace más de 200 años albergó el primer Real Jardín Botánico de la capital de España. La historia de Migas Calientes merece una aproximación.

Baños del Manzanares en el paraje de Molino Quemado -proximo a Migas Calientes- oleo de Félix Castello de 1637 - Museo de Historia de Madrid
Baños del Manzanares en el paraje de Molino Quemado -proximo a Migas Calientes- oleo de Félix Castello de 1637 - Museo de Historia de Madrid

Una de las mayores expertas en este tema es Carmen Añon, paisajista, que ha sido la directora de los proyectos de rehabilitación de los jardines de los palacios de Aranjuez o de la Granja de San Ildefonso, entre otros. Sobre Migas Calientes, nos explica, desde el siglo XV, hay constancia documental de una sentencia del corregidor de Madrid adjudicando a la Villa “los prados, islas y molinos de Migas Calientes”. Existen, igualmente, escrituras de transmisión patrimonial del lugar del licenciado Hinojosa al cardenal Quiroga del año 1573, o la compra en 1713 de la Huerta de Migas Calientes, por parte del boticario francés Luis Riqueur, que había venido a España acompañando a Felipe V. Adquisición de la que diez años después hizo donación al Rey Luis I el 8 de junio de 1724. Fecha a partir de la cual, como posesión de la Corona, empiezan a aparecer documentos en los archivos reales con distintos nombramientos de jardineros.

Localización de la huerta de Migas Calientes en el Plano de Texeira de 1651
Localización de la huerta de Migas Calientes en el Plano de Texeira de 1651

Otra experta, Rosa Basante Pol, profesora de la Facultad de Farmacia de la Complutense y numeraria de la Real Academia Nacional de Farmacia, ha desgranado la génesis de este primer Real Jardín Botánico de Madrid. [Hay que hacer un inciso para explicar que Felipe II fue el primer monarca que promovió la creación de un botánico, pero que lo situó en Aranjuez]. El siglo XVIII, es el siglo de la Ilustración, de la luz a través de la razón, y aunque en España este fenómeno se dio de manera tímida, sin alejarse de la religión católica, hubo personajes que protagonizaron los avances. Uno de ellos fue el farmacéutico José Hortega y Hernández, que, en la rebotica de su farmacia en la calle de la Montera, fundó, junto con Andrés de Besterrechea, la Tertulia Literaria-Médico-Chirúrgica-Pharmaceutica el 12 de junio de 1733. Un año después se aprobaron sus estatutos y se convirtió en la Academia Médica Matritense, de la que Hortega fue secretario perpetuo hasta su fallecimiento. Pues bien, nos señala Basante, que precisamente este farmacéutico como hombre influyente y próximo al rey, le propuso a este la creación de un Real Jardín Botánico, a semejanza de otros Jardines Reales existentes en Europa, como centro científico y docente, ajeno a la Universidad en la que pudieran formarse los sanitarios españoles en la Ciencia y en la Botánica.

Tabal XI del libro Flora Española de Joseph Quer de 1762
Tabal XI del libro Flora Española de Joseph Quer de 1762

El candidato de Hortega para dirigir el Real Jardín era Josep Quer, un cirujano militar, nacido en Perpiñan, que había adquirido una sólida formación en Botánica en diversas universidades europeas. Quer, residente en Madrid en aquella época, poseía en el jardín de su casa una extraordinaria colección de todo tipo de plantas. Por Real Orden de 17 de octubre de 1755, Fernando VI fundó el Real Jardín en la Huerta de Migas Calientes, dando principio a la enseñanza de la Botánica en nuestro país encargando la dirección al Dr. Quer. La Orden estaba firmada por Ricardo Wall, secretario de Estado de Fernando VI, que indicaba que el centro sería financiado por el Real Tribunal del Protomedicato. Quer falleció nueve años después, el 19 de marzo de 1764, siendo sepultado en la iglesia parroquial de San Ginés.

Portada del índice de 656 plantas del Real Jardín Botánico de Migas Calientes en 1772
Portada del índice de 656 plantas del Real Jardín Botánico de Migas Calientes en 1772

La sucesión de Quer al frente del Real Jardín Botánico de Migas Calientes se resolvió por oposición a cátedra que ganó el médico de cámara de Carlos III y botánico Miguel Bernades i Minador, que poseía una acreditada idoneidad para el cargo ya que había cursado estudios de Fisiología vegetal y Fitografía en la Universidad de Montpellier.

Nos cuenta Rosa Basante que este nombramiento disgustó a los gestores del proyecto. Quer había querido imponer como continuador a su hijo, y Hortega a su sobrino y heredero, Casimiro Gómez Ortega, pero que ni uno ni otro lograron sus objetivos.

Portada del libro Flora Española -Tomo I- de Joseph Quer de 1762
Portada del libro Flora Española -Tomo I- de Joseph Quer de 1762

Tras la muerte de Bernades en 1771, en 1774, bajo influencia directa de Casimiro Gómez Ortega que había ascendido en su posición, el rey Carlos III dio instrucciones para el traslado del Botánico de Migas Calientes a su actual emplazamiento en el Paseo del Prado, donde fue inaugurado en 1781 y continúa hasta nuestros días.

En 1772 en Migas Calientes estaba acreditado el cultivo de 656 especies. Sin concluir el siglo XVIII, tras el traslado del Real Jardín al Paseo del Prado, ya existen menciones a ese espacio como semillero origen de los actuales viveros municipales. Durante el siglo XX, estos viveros pasaron de denominarse de Puerta de Hierro

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