El devastador incendio forestal de agosto de 2025 en Tres Cantos dejó más de 1.500 hectáreas calcinadas y puso el foco público sobre la ordenación territorial y los proyectos energéticos en la sierra de Madrid. Aunque las primeras investigaciones apuntan a que el fuego tuvo un origen natural, la coincidencia temporal con la tramitación de grandes infraestructuras energéticas ha despertado inquietud entre parte de la ciudadanía.
Este reportaje analiza el impacto potencial de estas instalaciones, los mecanismos de participación ciudadana y las distancias de seguridad respecto a núcleos urbanos y espacios protegidos, para ofrecer una visión contextualizada de lo que está en juego en esta zona estratégica del norte de Madrid.
El proyecto para la zona
En el entorno de Tres Cantos y Colmenar Viejo existen varios planes energéticos en tramitación:
- Planta fotovoltaica GR Mandarín: su borrador de Plan Especial contempla la instalación de paneles solares en terrenos próximos a la Sierra de Guadarrama. La iniciativa está promovida por una compañía privada con el objetivo de producir electricidad renovable y verterla a la red nacional.
- Planta de biogás en Colmenar Viejo: proyecto impulsado por otra empresa para transformar residuos orgánicos en energía, con capacidad de suministro a una parte relevante de la región.
Ambos proyectos han generado debate por su ubicación, dimensiones y posible impacto en el paisaje, la biodiversidad y las actividades tradicionales de la zona.
Impacto en la ordenación del territorio
La instalación de grandes infraestructuras energéticas en áreas próximas a espacios naturales protegidos plantea retos en materia de ordenación territorial. Los planes urbanísticos deben conciliar:
- Protección ambiental: evitar la fragmentación de hábitats y la afección a corredores ecológicos.
- Seguridad: mantener distancias adecuadas a zonas habitadas para reducir riesgos, especialmente en entornos con riesgo de incendios forestales.
- Compatibilidad de usos: asegurar que las instalaciones no interfieran con la agricultura, el turismo rural o la actividad ganadera.
En el caso de la fotovoltaica GR Mandarín, el borrador de Plan Especial establece condicionantes para integrar la instalación en el entorno, aunque los colectivos vecinales piden garantías adicionales y estudios de impacto más exhaustivos.
Participación ciudadana
La normativa urbanística y ambiental prevé fases de información pública en las que cualquier ciudadano o entidad puede presentar alegaciones. En ambos proyectos se han abierto plazos oficiales para recibir aportaciones:
- Para la fotovoltaica, el periodo de alegaciones se desarrolló este verano, coincidiendo en el tiempo con el incendio.
- En el caso de la planta de biogás, los vecinos organizados han celebrado reuniones informativas y presentado escritos de oposición, centrados en la cercanía a zonas residenciales y posibles olores.
Pese a estos mecanismos, varias asociaciones denuncian que la difusión de la información ha sido insuficiente y que la tramitación no siempre garantiza una participación efectiva.
Distancias de seguridad
La legislación estatal y autonómica establece distancias mínimas entre infraestructuras energéticas y núcleos de población, carreteras o zonas de valor ambiental. El cumplimiento de estas distancias depende de la categoría de cada proyecto y de sus características técnicas.
En el caso de la fotovoltaica GR Mandarín, el plan inicial respeta la distancia mínima legal a viviendas, pero se ubica relativamente cerca de áreas agrícolas productivas. La planta de biogás, por su parte, enfrenta críticas porque algunos vecinos consideran que la distancia proyectada es insuficiente para minimizar molestias.
Rumores y desinformación en redes sociales
Tras el incendio se han viralizado mensajes en X, Facebook y Telegram que vinculan el fuego con la tramitación de los proyectos de fotovoltaica y biogás. En ellos se sugiere, sin pruebas, que el incendio podría haber favorecido la disponibilidad de terrenos para estas instalaciones. La narrativa ha sido especialmente intensa en grupos vecinales y canales críticos con las políticas energéticas actuales.
Organizaciones dedicadas a la verificación de datos han incluido este contenido en sus repositorios de bulos, señalando que no existe evidencia que respalde tales afirmaciones. Las versiones oficiales de la Comunidad de Madrid apuntan a que el fuego tuvo un origen natural, probablemente asociado a una tormenta seca y fuertes rachas de viento. La Guardia Civil mantiene abierta la investigación, pero no ha vinculado el incendio con los proyectos energéticos.
Este episodio ilustra cómo, en contextos de alta sensibilidad social, la falta de información clara y accesible puede alimentar hipótesis no verificadas y contribuir a la polarización del debate.
Transición energética frente a la conservación del entorno
El caso de Tres Cantos evidencia la necesidad de abordar la transición energética con criterios de transparencia, participación real y respeto por el territorio. Las grandes infraestructuras renovables son esenciales para reducir la dependencia de combustibles fósiles, pero su implantación debe ser compatible con la conservación del patrimonio natural y cultural de la sierra madrileña.
La planificación debe incorporar de forma efectiva la voz de los vecinos, garantizar estudios de impacto rigurosos y comunicar con claridad cada paso del proceso. Solo así se podrá evitar que proyectos con potencial beneficioso para el conjunto de la sociedad se vean lastrados por la desconfianza o por la percepción de que se imponen sin consenso.