Menos empresas, más concentración
El Observatorio de Márgenes Empresariales —informe que la Agencia Tributaria publica desde 2022— dibuja una radiografía preocupante de la economía española. En el primer semestre de 2025, el número de empresas activas descendió un 5,8 % interanual, pasando de 981.807 en 2024 a 925.316 sociedades.
En otras palabras, España ha perdido casi 60.000 empresas en apenas un año, una tendencia que refleja la dificultad de muchas microempresas y pymes para soportar el incremento de costes laborales, fiscales y financieros.
Ventas en alza, exportaciones débiles
Paradójicamente, mientras el tejido productivo se reduce, la facturación global aumenta. Las ventas totales crecieron un 4,6% respecto al mismo periodo del año anterior. El detalle muestra que el impulso procede del mercado interior (+5,4%), mientras que las exportaciones apenas avanzaron un 1,3 %, lo que apunta a un pérdida de competitividad exterior.
El economista José Ramón Riera advertía en su canal que este patrón refleja “una concentración hacia empresas más grandes, mientras las pequeñas desaparecen del mapa”.
Salarios al alza, beneficios planos
La masa salarial subió un 6,4%, mientras que el salario medio creció un 4,6%. Un avance que mejora el poder adquisitivo de los trabajadores, pero que coincide con el estancamiento del Resultado Bruto de Explotación (RBE), que se mantiene en torno a los 157.800 millones de euros.
En términos prácticos: los costes aumentan, pero los beneficios no. Los márgenes empresariales han pasado del 8,4 % al 8,1 %, erosionando la rentabilidad y limitando la capacidad de inversión.
Riesgos para inversión y empleo
Expertos consultados coinciden en que la combinación de menos empresas, más presión de costes y beneficios estancados configura un escenario poco sostenible:
- Inversión en riesgo: el Banco de España ha subrayado que la mejora de márgenes es condición previa para invertir; si no hay beneficios, no hay capital destinado a innovación o expansión.
- Impacto laboral: menos margen implica ajustes en contrataciones y, en muchos casos, recortes de personal.
- Dependencia del mercado interno: si la demanda nacional se frena, la débil competitividad exterior dificultará compensar la caída.
La patronal Cepyme alerta de que las microempresas son las más golpeadas, mientras los sindicatos recuerdan que la moderación de márgenes no debe convertirse en pretexto para frenar mejoras salariales.
Radiografía sectorial
El comportamiento no es homogéneo. Sectores como hostelería y turismo han alcanzado márgenes récord, cerca del 20 %, impulsados por el auge de visitantes. En cambio, la automoción atraviesa una crisis profunda, con márgenes de apenas el 1 %.
Esta disparidad sectorial explica por qué algunos ámbitos parecen resistir mejor la presión de costes, mientras otros enfrentan dificultades estructurales.
Comparativa con la Unión Europea
Según Eurostat, España es uno de los países de la UE donde más se ha reducido el número de empresas desde 2020, aunque el crecimiento salarial y de ventas se mantiene en la media comunitaria. El problema diferencial es la elevada mortalidad empresarial, sobre todo entre pymes, que representan más del 95 % del tejido productivo nacional.
El horizonte de las empresas
España vive una paradoja: menos empresas sobreviven, pero las que lo hacen facturan más y pagan más salarios… sin ganar más beneficios. La concentración empresarial avanza, los márgenes se estrechan y la competitividad exterior se resiente.
Si no se revierte esta dinámica, la economía española podría entrar en una fase de menor inversión y creación de empleo, en un momento en el que la estabilidad del tejido productivo resulta clave para sostener el crecimiento.
Preguntas importantes
¿Por qué cierran tantas empresas en España en 2025?
Principalmente por la presión de costes (salarios, financiación, fiscalidad) y la dificultad de trasladarlos a precios sin perder competitividad.
¿Qué pasa con los beneficios empresariales?
A pesar de que las ventas y salarios suben, el Resultado Bruto de Explotación se mantiene estancado, lo que significa que la rentabilidad se erosiona.
¿Qué riesgos hay para los trabajadores?
Si los márgenes no mejoran, muchas empresas podrían frenar contrataciones o incluso recortar empleo para sostener su viabilidad.
¿Cómo afecta esto a la economía a medio plazo?
La menor rentabilidad puede reducir la inversión empresarial, y si cae la demanda interna, el débil desempeño exportador no bastará para sostener el crecimiento.