Crónica cultural por José Belló

El Prado revive la Capilla Herrera, joya del primer barroco romano

La instalación permanente, fruto de la colaboración con OHLA, permite redescubrir los frescos de Annibale Carracci tal y como fueron concebidos en el siglo XVII
Recreación Capilla Herrera Museo del Prado
photo_camera Recreación Capilla Herrera Museo del Prado

El Museo Nacional del Prado ha inaugurado la "reconstrucción" de la Capilla Herrera, un espacio clave del primer barroco en Roma que ha vuelto a cobrar vida gracias a una instalación permanente y a la colaboración de OHLA (Obrascón Huarte Lain, S.A.). Esta iniciativa permite contemplar por primera vez en más de dos siglos los frescos de Annibale Carracci y su taller en su disposición original y a la altura a la que fueron concebidos.

La capilla original se encontraba en la iglesia de Santiago de los Españoles, uno de los templos más emblemáticos de la presencia hispánica en Roma. Desaparecida tras su desmantelamiento en 1833, la recreación del Prado devuelve al público un conjunto excepcional de la pintura mural europea.

Una reconstrucción que revive el esplendor del barroco

Los frescos, ejecutados entre 1602 y 1605, narran episodios de la vida de San Diego de Alcalá, santo franciscano canonizado en 1588. El banquero palentino Juan Enríquez de Herrera encargó la capilla como agradecimiento por la curación milagrosa de su hijo, atribuida a la intercesión del santo.

La ejecución de las pinturas comenzó bajo la dirección de Annibale Carracci, maestro de la escuela boloñesa, y fue completada tras su enfermedad por Francesco Albani y otros discípulos. Su trabajo conjunto logró mantener un estilo pictórico unificado, difícil de distinguir incluso para los expertos.

El nuevo montaje en el Prado reúne siete fragmentos del conjunto original: cuatro frescos trapezoidales que decoraban la bóveda y tres óvalos procedentes de las pechinas. Estas piezas se muestran ahora en una estructura que respeta las proporciones y el espíritu de la capilla original.

Colaboración entre arte, arquitectura y mecenazgo

La "reconstrucción" ha sido posible gracias al apoyo de OHLA, empresa que reafirma su compromiso con la conservación del patrimonio cultural español. El diseño arquitectónico del proyecto lleva la firma de Francisco Bocanegra, responsable de crear una estructura modular permanente que evoca el entorno original de los frescos.

Según fuentes del Museo del Prado, el proyecto “no solo recupera un capítulo perdido del arte barroco, sino que también ofrece una experiencia inmersiva que permite al visitante comprender la escala y la fuerza espiritual de las obras”.

Un diálogo artístico en el corazón del Prado

La sala 4 del museo acoge esta instalación en diálogo con otras obras de los mismos autores y su círculo cercano, como Ludovico Carracci, Guido Reni y Domenichino. La selección ilustra el nacimiento del lenguaje pictórico barroco impulsado desde Bolonia y su expansión triunfal en la Roma del siglo XVII.

Con esta nueva presentación, el Prado consolida su papel como referente internacional en la recuperación del patrimonio histórico y en la difusión del arte italiano en España.