Como estas son las fechas en las que los buñuelos regresan a los escaparates de todas las confiterías madrileñas recordaré aquel periódico que en el siglo XIX así se llamó.
Fue otro de los periódicos publicados en la capital de España, entre las primaveras de 1880 y 1881. Su fundador fue el dramaturgo madrileño Salvador María Granés (1840 – 1911) que firmaba sus escritos con el seudónimo “Moscatel”. Este autor consiguió que a lo largo de casi un año se fueran desgranando, a través de la sátira y la burla, muchas páginas anticlericales y otras antimonárquicas. Sus colaboradores fueron escritores, poetas y periodistas que utilizaron sus dotes y su ingenio para obsequiar a los lectores con todo un abanico de artículos políticos y literarios que generalmente se escribían en un tono de burla y de sarcasmo.
Algunos de los principales redactores de “El Buñuelo” fueron personajes de la talla del dramaturgo y periodista José Nakens Pérez, que también escribió en la revista “El Jeremías” y que firmaba algunos de sus escritos con el seudónimo de “Un soldado”. O de la talla de Juan Vallejo Larriaga que llegó a codirigir junto a Nakens la publicación satírica “El Motín”.
Otros de los autores que colaboraron en “El Buñuelo” fueron: Leopoldo Cano, que había sido uno de los discípulos más sobresalientes de José de Echegaray y autor de numerosas obras de teatro que aún se clasificaron en el realismo. Una de ellas - quizá la más sobresaliente - titulada “La Pasionaria”, fue estrenada en el teatro Jovellanos de Madrid el 14 de diciembre de 1883. Otro de los redactores de “El buñuelo” fue Eusebio Blasco Soler, que además de publicar sus artículos en el periódico jocoso escribió en las revistas “Gil Blas” y “La Discusión”. Soler fue otro de los amigos más cercanos de Gustavo Adolfo Bécquer. Manuel del Palacio también colaboró desde su condición de buen poeta - inmenso sonetista - y uno de los fundadores de la revista “Gil Blas”. Junto a ellos, otros varios autores alentaron con sus textos la buena literatura y el compromiso con las causas políticas que decidieron defender…Y también publicaron: Antonio Trueba, Eugenio Sellés, (fue uno de los miembro asiduos de la tertulia literaria “Bilis Club” que se reunía en la Cervecería Inglesa de la Carrera de San Jerónimo y que terminó sus días En el Café Nueva Iberia. En ella se reunía con Ortega Munilla, Armando Palacio Valdés, Leopoldo Alas Clarín o Tirso Rodrigáñez), Andrés Corzuelo (era el seudónimo del periodista Manuel Matoses, (autor sumamente prolífico que llegó a escribir en más de una docena de publicaciones de su tiempo) o Benito Pérez Galdós.
Tanto los ilustradores como los autores de los textos consiguieron poner en marcha una publicación solemne que fue muy celebrada en esos días, porque en sus comentarios y en sus citas latía lo radical a través de los versos y la prosa. Fueron abundantes las caricaturas de políticos y la utilización de un tono narrativo que rompió con el pasado y que dio vigor e impacto a las nuevas propuestas y así “El almanaque de El Buñuelo” incorporó, incluso, cromos, también burlescos, de aquel dibujante-caricaturista que se llamó Eduardo Sojo y que firmaba Demócrito.