Un equipo de investigación multidisciplinar ha sacado a la luz una pieza única que cambia nuestra comprensión sobre los neandertales en Europa: la huella dactilar humana más antigua conocida asociada a pigmento, atribuida sin lugar a dudas a esta especie extinta. El hallazgo, fechado en aproximadamente 43.000 años, se ha producido en el yacimiento del Abrigo de San Lázaro, en la ciudad de Segovia, y ha sido presentado hoy en rueda de prensa.
El objeto es un canto rodado de roca granítica con un punto rojo pintado con ocre. Lo relevante no es solo la pigmentación, sino la huella dactilar claramente visible que quedó impresa sobre ella. Según los investigadores, se trata de una manipulación deliberada del objeto, lo que implica una acción consciente con fines simbólicos.
El descubrimiento ha sido realizado por un equipo liderado por la Universidad Complutense de Madrid (UCM), en colaboración con el Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC), la Comisaría General de Policía Científica y la Universidad de Salamanca.
Una prueba directa del pensamiento simbólico neandertal
David Álvarez Alonso, investigador del Departamento de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología de la UCM y uno de los responsables del proyecto, destaca la importancia del hallazgo: “Este descubrimiento representa una prueba directa del uso intencional de pigmentos con fines simbólicos por parte de los neandertales. Todo indica que el objeto fue seleccionado, transportado, pintado y manipulado de manera consciente”.
Los estudios arqueológicos, estratigráficos y morfológicos apuntan a una posible representación facial humana generada mediante pareidolia, un fenómeno cognitivo que podría haber sido compartido por los neandertales, lo que refuerza la hipótesis de que poseían una capacidad simbólica avanzada.
Una huella única en el registro paleolítico europeo
El estudio —que se publicará próximamente en la revista Archaeological and Anthropological Sciences— aporta varias primicias científicas. Se trata de la primera huella dactilar completa asociada a pigmento identificada en el contexto paleolítico europeo, y la primera vez que se documenta un gesto simbólico tan claramente individualizado en el registro arqueológico de los neandertales.
María de Andrés Herrero, profesora e investigadora de la UCM y co-directora del proyecto, subraya que el hallazgo supone “un antes y un después” en el estudio del comportamiento simbólico de nuestros parientes más cercanos.
Tecnología forense al servicio de la prehistoria
Uno de los aspectos más innovadores del estudio es el uso de técnicas forenses avanzadas aplicadas al análisis arqueológico. El trabajo incluye escaneado 3D, microscopía electrónica de barrido (SEM), fluorescencia de rayos X (XRF), análisis multiespectral y un estudio dermatoglífico realizado por la Policía Científica para identificar y autentificar la huella dactilar.
Andrés Díez Herrero, investigador del IGME-CSIC y coautor del estudio, destaca que esta metodología interdisciplinar “abre una nueva línea de investigación que combina arqueología y ciencias forenses para estudiar la expresión simbólica en el pasado humano”.
Financiación y proyección futura
El proyecto ha sido financiado por la Junta de Castilla y León y la Universidad Complutense de Madrid. Desde su inicio en 2019, ha reunido a especialistas en arqueología, geología, antropología y criminalística en una colaboración pionera que promete nuevos descubrimientos sobre los neandertales y su mundo simbólico.
Este hallazgo no solo consolida la capacidad simbólica de los últimos neandertales en la Península Ibérica, sino que invita a repensar la frontera entre Homo sapiens y Homo neanderthalensis en términos cognitivos y culturales.