El Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) 2024, elaborado por la ONG Transparencia Internacional, ha reflejado un preocupante deterioro en la percepción de la integridad del sector público en España. El país ha descendido diez posiciones en un solo año, situándose en el puesto 46 de 180 países evaluados.
España obtiene una puntuación de 56 sobre 100, la más baja desde la etapa de Felipe González, lo que la deja dentro del grupo de "democracias defectuosas", según la clasificación de Transparencia Internacional. La caída ha sido significativa en comparación con años anteriores, incluso en momentos de alta exposición de casos de corrupción como la era de Mariano Rajoy, cuando el país mantenía una puntuación de 57 pese a los escándalos de Gürtel o Púnica.
A nivel europeo, España ocupa el puesto 16 de 27 países de la UE, quedando por detrás de Portugal, Ruanda, Botsuana y Arabia Saudí, que obtienen 57 y 59 puntos respectivamente. Solo supera a Italia, Grecia o Polonia, pero sigue perdiendo terreno frente a democracias más consolidadas del continente.
Factores que explican la caída
El informe de Transparencia Internacional señala que, aunque España no ha experimentado un retroceso legislativo significativo en la lucha anticorrupción, sí sufre un estancamiento preocupante en sus políticas y reformas. Entre las principales causas de la caída en el ranking destacan:
- Falta de avances en la estrategia nacional anticorrupción.
- El retraso en la transposición de 87 directivas europeas, 30 de ellas fuera de plazo.
- El debilitamiento de estructuras de control y agencias antifraude en comunidades como Baleares y la Comunidad Valenciana.
- Deficiencias en la transparencia institucional y la falta de recursos del Consejo de Transparencia y Buen Gobierno.
- La demora en el enjuiciamiento de grandes causas de corrupción, agravada por el bloqueo en la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).
El informe llega en un contexto marcado por múltiples escándalos de corrupción que han sacudido a la política española en el último año, como el caso Koldo y la compra de mascarillas durante la pandemia, las presuntas implicaciones del exministro José Luis Ábalos, las acusaciones contra el empresario comisionista Víctor de Aldama y las investigaciones en curso sobre la esposa y el hermano de Pedro Sánchez.
El impacto en la sociedad española
La caída de España en el ranking internacional refuerza la sensación de impunidad y falta de rendición de cuentas entre los ciudadanos. La corrupción ha sido históricamente una de las principales preocupaciones de la sociedad española, según los barómetros del CIS, y este nuevo informe agrava la desconfianza en las instituciones.
El hecho de que España caiga por debajo de países como Ruanda o Botsuana genera un fuerte impacto en la percepción ciudadana sobre la salud democrática del país. A pesar de los avances en transparencia en los últimos años, el estancamiento en las reformas y la sensación de que la corrupción sigue sin consecuencias reales alimenta la frustración social.
En la sociedad española, este deterioro se percibe como una falta de control sobre el uso de los recursos públicos y una prueba más de que los escándalos de corrupción rara vez tienen consecuencias reales para los implicados. En un momento en el que la ciudadanía exige más transparencia y ética en la política, la falta de una estrategia contundente contra la corrupción debilita la confianza en el sistema.
El informe de Transparencia Internacional es una llamada de atención: España no solo no avanza en la lucha contra la corrupción, sino que se está quedando atrás. La respuesta de las instituciones en los próximos meses será clave para determinar si esta tendencia negativa se revierte o si el país sigue perdiendo credibilidad en el escenario internacional.